Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

«Lo dejé todo por la manzana, fue un acto de fe». Hace siete años, el gijonés Diego José Calvo se embarcó en una aventura que le llevó a dejar su trabajo como ingeniero para convertirse en cosechero. Ayer, su tesón y su afán emprendedor salieron reforzados porque su plantación fue reconocida como la mejor en eje de manzana de sidra de las participantes en el Festival de la Manzana de Villaviciosa, que se clausuró ayer. Además, la Asociación de Cosecheros de Manzana de Sidra (Acomasi) también le premió por su profesionalidad.

Diego José Calvo asegura que el giro que le dio a su vida le supuso más de una crítica e incomprensión. Apunta que los inicios fueron duros y precisaron de mucho esfuerzo y trabajo. «Tenía un terreno sin utilizar que nadie quería comprar», indica, en el que comenzó a cultivar manzana de sidra. «Entonces se empezaba a hablar de la Denominación de Origen Protegida (DOP) y contacté con el Serida», afirma el joven, de 35 años. Los expertos destacan la calidad de la plantación de Calvo, en la que desarrolla de forma rigurosa la poda, el abono y los tratamientos fitosanitarios. Estos cuidados le han permitido doblar la producción de manzana y obtener frutos de calidad. Ahora compagina sus labores agrícolas con su trabajo a media jornada en Acomasi. Asegura que no se arrepiente de la decisión tomada y añade que se necesita un terreno mínimo de cuatro o cinco hectáreas para comenzar. Destaca la labor de las cooperativas, que logran precios competitivos.

Por su parte, Ana María Alonso se llevó los premios a la mejor plantación de manzana de mesa y al mejor fruto de esta categoría, mientras que para Rafael Fernández fue el de pomarada tradicional de manzana de sidra. De David Sánchez fueron las mejores de sidra.