Vaya cómo presta que también haya quien se acuerde de esas personas que con un discreto y callado trabajo fomentan, y casi siempre logran, la mejora y el desarrollo de sus pueblos. Sin presumir, sin sacar pecho. Vaya cómo presta saber que la Asociación de Amigos de Villaviciosa (Cubera) ha entregado sus premios anuales a Raimundo Parajón Vega (Cholo), a Manuel Villazón Cueto y al Consejo de Salud de zona. Está muy bien eso de que las medallas no se cuelguen siempre en las mismas pecheras y que no se entreguen una y otras vez a las mismas entidades, esas que deben de tener la sede como la sala de trofeos del Real Madrid de tanta distinción como han recibido. Seguro que usted, amable lector, conoce a decenas de personas sencillas cuya trayectoria es merecedora de un premio y que, sin embargo, siempre se quedan en el más absoluto anonimato. Por eso prestan los galardones que entrega Cubera. Porque llegan a quienes, sin alcanzar al titular de prensa, se han convertido en imprescindibles.