El ambiente en el que el alcalde de Siero anunció su decisión de dimitir era más propio de un tanatorio que de una sede política democrática. La desolación de la mayor parte de las dos decenas de afiliados presentes contrastaba de forma clamorosa con la euforia que se vivió en ese mismo local hace tres años, cuando los partidarios de Juan José Corrales, unidos al sector afín al SOMA que encabezaba Julio Carretero, celebraron con alborozo la victoria en las primarias internas ante el aspirante renovador Faustino Álvarez.

Pese a todo, también se llevó ayer Corrales gestos y declaraciones de apoyo. Roberto García Morís, secretario general del partido en Siero, aseguró que la dirección municipal no sólo «respeta» la decisión de renunciar al cargo, sino que «valora muy positivamente su compromiso ético, claro y contundente con el proyecto socialista a todos los niveles». En este sentido, García Morís, que siempre ha mostrado una gran sintonía personal y política con el aún regidor, insistió en que «ha demostrado estar a la altura de las circunstancias, dejando muy clara su talla política». Además, reclamó, en nombre del PSOE, «respeto hacia su persona en estos momentos difíciles».

El máximo responsable de los socialistas de Siero añadió que «el juicio político sobre la figura de Juan José Corrales no se puede realizar sobre lo ocurrido, sino que hay que hacerlo sobre su trabajo político de los últimos diez años al frente del Ayuntamiento de Siero, donde se ha producido un vuelco espectacular a todos los niveles, consolidándonos como el cuarto municipio de Asturias». Susana Cezón, secretaria de política municipal, y Javier Rodríguez, secretario de organización, también arroparon al regidor, sentados a su lado, en el acto de renuncia.

Ataviado con un llamativo jersey de color naranja y camisa de cuadros azules, Corrales aprovechó el discurso de despedida para sacar pecho sobre su gestión en el Consistorio.

Tras reclamar el perdón de la ciudadanía y reconocer que la «ética» socialista le lleva a presentar la dimisión como edil y alcalde, Corrales Montequín señaló que «todo lo anterior no debe poner en duda el trabajo y la entrega que he desarrollado durante estos años para cumplir los objetivos de los programas electorales del PSOE de Siero, gestionando el Ayuntamiento, contribuyendo a la modernidad y al desarrollo del concejo». Para finalizar, anunció que seguirá militando y colaborando «con el partido al que quiero», el PSOE.

Pola de Siero, J. A. O.

Juan José Corrales, nacido en Nava hace 56 años, no deja indiferente a nadie. Tiene seguidores que le adoran y enemigos acérrimos, tanto dentro como fuera del PSOE. Sin embargo, unos y otros coinciden en que si hay algo que define su trayectoria a lo largo de la década en que ha estado al frente del Ayuntamiento de Siero es que ha demostrado ser un auténtico superviviente de la política.

Enredado tantas veces en polémicas estériles en las que se metía por su propio pie y sin necesidad aparente, en estos últimos años ha lidiado con el complicado tripartito, ha vencido con contundencia la fortísima oposición interna dentro del PSOE y hasta ha salido airoso de los continuos choques con conocidos empresarios e industriales del concejo. Además, su incontinencia verbal también le ha metido en innumerables polémicas, como cuando dijo tras unas elecciones municipales que el PSOE había ganado en todas las parroquias «menos en los bastiones de la santa obra».

Problemas y más problemas que Corrales fue capeando como buenamente pudo, alargando una trayectoria política que ha tenido un final abrupto. Comadres en la Pola. Opípara comida, interminable sobremesa y una larga noche de fiesta, tras la que se subió al coche oficial para ir a casa. El accidente en Argüelles y la prueba de alcoholemia han terminado con la carrera de quien, hace años, defendió con ardor el «botellón» como forma de expresión cultural de la juventud. No es el primer responsable público de Asturias que acaba así. Marcelino Suárez, gerente de Bomberos, dimitió por un hecho similar en 2004.