Pola de Siero,

Franco TORRE

Los sierenses acogieron con sorpresa la noticia de la dimisión de Juan José Corrales. Nada más concluir la rueda de prensa en la que el regidor anunciaba su renuncia al cargo debido a su controvertido accidente de circulación, LA NUEVA ESPAÑA peinó las calles de la Pola para recabar la opinión de los vecinos. En general, los polesos apoyaron la decisión del Alcalde al considerar que era la única salida a la polémica generada tras el accidente de circulación que sufrió en la madrugada del viernes, aunque nadie se esperaba una resolución tan rápida de este turbio asunto.

José López resume el sentir general de los sierenses. «No tenía otra», afirma el poleso, que entiende que las circunstancias que rodearon el suceso ponen en entredicho la capacidad de mando del regidor. «¿Con qué autoridad va a llamar la atención a los vecinos?», se pregunta López, que hace hincapié en su puesto como jefe de la Policía Local: «No podría ponerse ante los agentes y pedirles que hiciesen cumplir la ley».

Por su parte, Mari Luz Fernández se pregunta por las repercusiones puramente económicas del accidente. «A mí lo que me preocupa es quién va a pagar el coche», señala la polesa, que destaca que el accidente se produjo en el coche oficial. En cuanto a la decisión del Alcalde de dimitir, Fernández afirma que «me parece muy bien» y apunta que el regidor «debería haber cogido un taxi».

Adrián Palacio también está de acuerdo con la dimisión, mientras su acompañante, Raquel García, añade que «se le debe tratar igual que a cualquier otro al que pillen borracho al volante». Más explícito es Carlos Miguel Álvarez, quien afirma que la decisión de dimitir es «perfecta», aunque considera que el regidor «debería haberse ido antes». En este sentido, Álvarez alude a temas de carácter eminentemente político: «Tenía demasiados frentes abiertos, el Tribunal de Cuentas, lo del bulevar, el problema con los funcionarios... Ha habido argumentos políticos para que hubiese dimitido antes de que sucediera esto».

Por su parte, José Fermín Cueva coincide con Mari Luz Fernández y se interesa por el coste de la reparación del vehículo. «Y el coche, ¿quién lo paga?», afirma el poleso, que entiende que con la polémica generada por el accidente al regidor «no le quedaba otra salida que presentar la dimisión». «Entiendo que es un accidente en unas circunstancias muy especiales, y que le puede pasar a cualquiera», concede Cueva, aunque también entiende que, al igual que la mujer del César, el alcalde de Siero «además de ser honesto, tiene que parecerlo».

Una opinión similar a la de Manuela Menéndez, quien entiende que la actitud del regidor fue criticable. «Mucho ejemplo no dio», señala Menéndez, quien apunta que «si fuera más joven ya estaríamos hablando de que los jóvenes son unos inconscientes y todo eso». Pese a todo, Menéndez se muestra comprensiva con Corrales: «Le puede pasar a cualquiera, pero él tenía que haber tenido la cabeza de coger un taxi si no estaba para conducir».

Esperanza Rodríguez también entiende que las propias circunstancias personales del Alcalde aconsejan su dimisión. «Me parece la decisión más correcta, sobre todo por su salud», afirma. De hecho, Esperanza Rodríguez respalda las primeras declaraciones de Corrales, aludiendo a una arritmia como motivo del accidente, al señalar que «de todos es sabido que Corrales tiene problemas cardiacos».

Por su parte, Marino Fuego Solís critica las circunstancias del suceso independientemente del cargo de Corrales. «Tuve problemas en el pasado con ese señor y no quiero entrar en temas políticos, porque no sería imparcial», afirma en este sentido Fuego. No obstante, el poleso entiende que «aun olvidándome de que sea alcalde, si cogen a una persona, a cualquiera, conduciendo borracho, tiene que pagar las consecuencias». Para Fuego, la supuesta ebriedad del regidor es más grave que el hecho de que ocupase un cargo o que fuese conduciendo un coche oficial. «Conducir bebido tiene que tener unas consecuencias, ya sea el alcalde de Siero o mi padre», sentencia.