Prendes,

Braulio FERNÁNDEZ

La polémica de los topónimos, lejos de amainar, arrecia en Carreño. El concejo fue el primero, en 2005, en aprobar una toponimia oficial con el objetivo de «reconocer los nombres que la gente siempre dijo», pero cinco años después el resultado está lejos de satisfacer a los vecinos. Muchos de ellos opinan que los nombres de Prendes, y no Priendes; Guimarán, y no Quimarán, y Logrezana, en vez de Llorgozana, son los que «la gente siempre dijo».

En el cruce de caminos entre Prendes y Guimarán, muy cerca de Logrezana, junto al popular restaurante de Casa Gerardo, Manuel González, más conocido entre sus vecinos como «Caborana», recuerda que los topónimos que él siempre escuchó fueron los «castellanos». «Aquí siempre se dijo Prendes o Logrezana, yo eso de Priendes no lo oí decir casi a nadie», explica este vecino. «Ahora bien, no me parece mal que se pongan en marcha iniciativas para que se salvaguarden los nombres en bable, como Priendes, siempre y cuando sigan persistiendo los que hemos usado toda la vida», puntualiza González.

En ese sentido también se expresa Javier Montes, que aprueba la aparición de los nombres «en asturiano» en la cartelería, siempre que vaya acompañada de los castellanos. «Lo que no puede permitirse es que impongan a la gente utilizar una lengua, que cada uno diga lo que le apetezca, o lo que siempre dijo», señala este trabajador de Guimarán, al que preocupa que en Asturias «suceda como en el País Vasco o en Cataluña, donde se impone la utilización de un idioma desde las instituciones».

«Hay algunas políticas que van encaminadas a que prevalezca un idioma sobre el otro, y eso es lo que no me parece bien; si aquí siempre se dijo Prendes y no Priendes, pues que respeten el topónimo oficial, y si quieren cuidar el asturiano, que lo cuiden, son nuestras raíces, y hay que mantenerlas, pero que no sea por narices», añade.

Parece que uno de los argumentos esgrimidos por la Junta asesora de Toponimia es que algunos «viejos vecinos» sí usan topónimos asturianos, pero Manuel González, que ya acumula años a sus espaldas, apenas recuerda haber oído hablar de Priendes: «Yo siempre escuché, incluso a los mayores, nombrar a la parroquia como Prendes».

Un joven del concejo, que estudió en las escuelas de Logrezana, recuerda que «nunca se utilizó el termino Llorgozana por parte de los profesores ni de los alumnos». Sí recuerda que «de manera optativa en Candás se podía estudiar bable, pero aquí nunca».

La polémica por los topónimos oficiales en Carreño permanece abierta, con la parroquia de Guimarán, que ya ha solicitado una reforma formal, al frente. De hecho, un vecino de esta parroquia recordaba ayer que «si hubieran puesto los dos nombres, Guimarán y Quimarán, en los carteles, nadie se hubiera escandalizado, y hoy convivirían en paz».