La Fresneda,

Manuel NOVAL MORO

La Fresneda era sólo una idea a principios de los años ochenta, y ni siquiera se llamaba La Fresneda. Hoy, veinticinco años después de que se aprobase el comienzo de su desarrollo, es un pueblo consolidado con una vocación de identidad creciente.

La historia comienza a fraguarse a finales de los años setenta. La autopista «Y» es la gran carretera de Asturias y su única salida en la zona centro está en las inmediaciones de Lugones. En torno sólo hay terreno baldío, pero con un marcado carácter estratégico.

Varios empresarios se dan cuenta de su proyección y crean la sociedad Asturcentro. Los terrenos de la zona consiguen una calificación de área de servicios, y la sociedad vende parte de los terrenos a lo que entonces se convirtió en el Híper, más tarde el Pryca y hoy Carrefour.

La sociedad empresarial no acaba de cuajar, y aquí es cuando se le plantea la compra de los terrenos a Luis Orejas, ya fallecido, por entonces al frente de la constructora Los Álamos. Orejas tiene entonces la visión de convertir los cerca de dos millones de metros cuadrados en una ciudad jardín. Situados a seis kilómetros de Oviedo, los terrenos se convierten en una área residencial de baja densidad.

El nombre de la localidad surgió por su ubicación. En el expediente su desarrollo figuraba como plan parcial de La Fresneda, porque estaba junto al pueblo del mismo nombre, y la denominación gustó y se conservó.

Lo más curioso de La Fresneda es que primero se creó el club, un espacio con zonas verdes y deportivas que hoy tiene 150.000 metros cuadrados, y después llegaron las viviendas, cuando suele ser al contrario. La primera promoción, de 120 viviendas, se comenzó a construir en enero de 1986, y los primeros vecinos llegaron en junio de 1987.

El éxito de La Fresneda pasaba por la relación entre precio y servicios. El presidente de la asociación de vecinos, Ramón Camino, uno de los primeros habitantes de la localidad, que se instaló en 1989, lo explicaba muy gráficamente con su propio ejemplo: «Compré la casa en 1987 por 11,5 millones de pesetas de entonces, y tenía 145 metros útiles más el jardín; por el mismo precio en Oviedo podía obtener un piso nuevo de 85 o 90 metros en la Argañosa». El tirón de La Fresneda era un tipo de viviendas que en Oviedo no te podías permitir, y una situación geográfica muy buena.

La localidad creció progresivamente, y a mediados de los noventa llegó uno de los hitos, en opinión de Camino: la plaza Mayor, y con ella los servicios: bares, librería, farmacia, bancos, clínica veterinaria, tienda de ultramarinos y todos esos comercios que hacen pueblo. «La plaza Mayor fue fundamental para crear la mentalidad de pueblo. Los primeros pobladores íbamos a la tienda de la esquina, que era el Híper», explica. También fue importante el colegio público, que hizo que los niños de la zona crecieran juntos.

La Fresneda ganó en atractivo, y, en opinión de Camino, los propios residentes se convirtieron en «los grandes comerciales de la constructora», al alabar la calidad de vida de su pueblo.

Otro hito fue la creación de la Plataforma Vecinal de La Fresneda, que en 2007 consiguió un concejal en el Ayuntamiento, José Carlos García de Castro, y que fue determinante para conseguir más servicios: centro de salud, polideportivo y centro de estudios, ambos en construcción, e instituto (en proyecto). La localidad tiene un centro cultural municipal cuyo diseño ha sido premiado y que sirve también como estimulante de la vida social y cultural. Según Ramón Camino, en La Fresneda «hay un grado de satisfacción muy alto, porque todos los aspectos de necesidad social se van cubriendo». Aunque quedan aspectos pendientes, como el acceso peatonal al pueblo, se ve que La Fresneda está encantada de conocerse.

«La plaza Mayor fue fundamental para crear la mentalidad de pueblo»

Ramón Camino

Presidente vecinal