Ultimamente he compartido bastante tiempo con dos de los policías municipales más singulares del Bajo Nalón, concretamente estoy hablando de los agentes popularmente conocidos Jimmy de Soto y Selgas de Muros, dos auténticas instituciones comarcales. Al margen de sus valores humanos y profesionales, incuestionables a todas luces, he podido comprobar su versatilidad y capacidad de resolución, ya que tienen la curiosa virtud de relacionar de manera inmediata el problema y la solución. Ante las situaciones más inesperadas y rocambolescas, ellos son capaces de buscar el lado positivo del potencial caos, ya que estos dos municipales no entienden de competencias y sí de soluciones. La figura del policía municipal en los concejos rurales es muy importante y suele ser escasamente valorada. En estos tiempos modernos en los que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado buscan una distribución espacial que en muchas ocasiones penaliza a las pequeñas localidades rurales, la Policía Municipal se convierte en una necesidad más que en una alternativa.