Nava,

Mariola MENÉNDEZ

La mayoría de los padres de los alumnos del colegio público San Bartolomé de Nava parecen estar de acuerdo con la propuesta inicial que baraja la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (Ampa) de vestir con uniforme a los estudiantes a partir del próximo curso y que cuenta con el apoyo de la dirección del centro. Se trata, sin duda, de un asunto que da pie al debate y que en la villa sidrera cuenta con un aparente consenso, necesario para poder hacer efectiva esta medida, ya que al tratarse de un colegio público no puede imponerse su uso.

Marta Nicolás comentaba mientras esperaba a su hija a la salida de clase que vestir a los niños con uniforme tiene «un lado bueno y otro malo». El positivo es que así se eliminarían «las diferencias entre los críos», mientras que, para ella, la parte negativa radica en que «el desembolso inicial es grande». Nicolás agrega que sería «más cómodo», aunque también «más aburrido». Por su parte, Vanesa Santiago ve con buenos ojos que el uniforme le suponga una «despreocupación» a la hora de elegir el vestuario de su hijo cada mañana, pero no tiene muy claro que suponga un ahorro para las familias. Tampoco le agrada el gasto inicial que les supondría adquirir las prendas porque con un par de estas equipaciones escolares no cree que fueran suficientes.

Otra madre, Begoña Prieto, manifiesta que esta idea (aún por definir y consensuar) le parece «bien porque es una forma de que no haya discriminación entre los niños y no habría problemas para elegir la ropa». Alessandra Correia, madre de dos niñas, también aplaude esta propuesta inicial por la comodidad que le supondría no tener que «buscar cada día» el vestuario para sus hijas.

Es un planteamiento que agrada a la mayoría de los padres (quienes deben apoyar la medida para que salga adelante) porque agilizarían la combinación de las prendas por las mañana y se minimizan las diferencias entre los alumnos, pero también debe convercer a sus bolsillos, suponiéndoles un ahorro.