Grado,

Lorena VALDÉS

En Grado, el rock and roll es cosa de niños. El primer festival «Rockanguaje», organizado por la escuela de música municipal con motivo de la fiesta de la Segunda Flor, reunió ayer en el parque de Abajo a las promesas asturianas de este género musical. Los grupos «Pingüinos asesinos» (Campomanes), «Bichosaurios», «Fracaso escolar», «Doctor centollu», «Epi me enseñó a matar», «Los telemoto chorizos a la sidra» (Candás) y «Mosquitas muertas» (Grado) compartieron escenario y sorprendieron con sus originales canciones, muchas de ellas compuestas por ellos mismos.

«Tengo un tricilu tuneau». Ésta fue una de las canciones más aplaudidas del I Festival «Rockanguaje». La letra, creación de los niños de «Fracaso escolar» , que no superan los 12 años, no tiene desperdicio. «Tengo un triciclu tuneau con alerones y un destellu cromao. Mamá vas a flipar», reza un estribillo de lo más pegadizo.

«Las mosquitas muertas», anfitrionas del evento, no se quedaron atrás. «Presentamos dos canciones: "El perro peludo" y "Mosquitas muertas" en la que le contamos al público como somos cada integrante del grupo», explicaron Andrea Gutiérrez y Laura Lencero.

Para Alejandro Lafuente «Lafu», organizador del festival y profesor de la mayoría de estos músicos menudos, el festival «es una oportunidad única para mostrarle al público que los niños también pueden hacer, y muy bien, rock and roll, ya que hasta hace poco estaban excluidos, y pasárselo pipa sobre el escenario».

Las promesas del rock and roll también tienen por supuesto sus grupos de referencia. «AC/DC les gusta a todos», afirma «Lafu». Y es cierto, porque ayer, en Grado muchos músicos se pusieron la camiseta de la banda australiana para sus actuaciones. «El look es muy importante», aseguraron las jóvenes Yara Álvarez y Carmen González, de Grado, perfectamente conjuntadas con sus chalecos negros, gafas de sol y vaqueros rotos.

Grado no pudo evitar contagiarse del espíritu rock and rollero. Y más de un rockero volvió a resurgir de sus cenizas. Ya se sabe: los viejos rockeros nunca mueren.