Piedeloro,

Braulio FERNÁNDEZ

En Piedeloro están en pie de guerra. Como sucediera con Guimarán hace unos meses, los vecinos de esta parroquia carreñense han organizado un referéndum popular para pedir a la Dirección de Política Lingüística que elimine el topónimo reciente de El Pieloro, por el que han usado toda su vida. El resultado es concluyente: de los 180 habitantes de la parroquia, 166 reclaman la vuelta del topónimo anterior, que fue sustituido por un acuerdo entre el Ayuntamiento de Carreño y la Junta Asesora de Toponimia el 6 de mayo de 2005.

Los vecinos realizaron una encuesta puerta a puerta por todas las viviendas de la zona, preguntando cual de los dos topónimos utilizaban y reconocían, ganando por mayoría la opción Piedeloro frente a la aprobada en 2005. Una vez recabados los datos, como ya hicieran los vecinos de Guimarán el pasado año, trasladaron los resultados del referéndum a la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Carreño, que a su vez ha decidido remitir la postura de los vecinos a la Consejería de Cultura del Principado. Todas las fuerzas políticas municipales, PSOE, IU, PP, URAS y UICA, estuvieron de acuerdo en dar cuenta al Principado de la opinión vecinal, y sólo Unidá Nacionalista Asturiana (UNA) se mostró en contra.

Una de las peculiaridades de la parroquia de Piedeloro, la única junto con Perlora que linda con Candás, es que a diferencia del resto de las aldeas de Carreño no tiene asociación de vecinos. Pero esa ausencia la compensa con la existencia de otras dos sociedades, una en torno a la actividad ganadera y otra relacionada con la gestión del agua, a la cabeza de la cual se encuentra Julián Rodríguez Suárez. «No queremos que cambien el nombre del pueblo, que siempre fue Piedeloro, y más que nunca hoy», explicaba ayer este vecino de la parroquia.

Es su parecer que cuando se elaboró el informe para la elaboración de los nuevos topónimos no se tuvo en cuenta la opinión de los vecinos, que, como luego se demostró, «es mayoritaria, se dice Piedeloro, y no por una cuestión política, sino que así es como nos sentimos reconocidos». A diferencia de en Guimarán, en Piedeloro no tienen problemas con la cartelería de las carreteras, «porque en su día se quitó», salvo en las secundarias, que aún mantienen el topónimo Piedeloro. «Pero nos llegan cartas de consejerías y demás en que se usa lo de El Pieloro, y creemos que no nos representa», explica Rodríguez Suárez.

El vecino reconoce que algunos antepasados «usaban algo ese término, pero como una deformación del castellano, y en cada casa de manera diferente». Su problema y del de sus convecinos es que en ocasiones se producen circunstancias esperpénticas, como que los visitantes pregunten en Piedeloro por El Pieloro, por lo que «pacíficamente queremos que se reconozca de nuevo el topónimo de siempre, porque lo demás es un trastorno y no identifica al pueblo».

Ahora será la Junta Asesora de Toponimia quien debe decidir si atender la reclamación de los vecinos.