Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

Ni las señales de prohibición ni siquiera los restos del temporal impidieron ayer a los candasinos disfrutar del mejor día de playa de la recién iniciada temporada. La llegada del verano sorprendió a los vecinos de Candás y a los visitantes en medio de la polémica anual por la falta de aparcamientos, lo que no evitó que quienes quisieron pasar un día de playa en el arenal de Palmera lo hicieran dejando sus vehículos en el paseo marítimo, donde actualmente está prohibido aparcar.

Donde no consiguieron entrar los coches fue en el muelle, pero también ahí las prohibiciones quedaron para cuando «haga malo». Y es que el puerto, como sucediera hasta finales de la década de 1990, fue el sitio preferido por los más jóvenes para disfrutar de la mar y bañarse.

Además, el sitio elegido por los bañistas en el muelle fue emblemático, ya que el lugar donde los jóvenes aprovechaban ayer para realizar acrobacias en el aire antes de zambullirse en el agua no era otro que «la almena». Este antiguo peralte del muelle fue durante décadas el sitio elegido por los candasinos más jóvenes para añadir diversión al baño. Con la última reforma del puerto, a finales de la década pasada, se eliminó aquella almena, pero los baños en el muelle continuaron. En 2007, con la declaración como espacio portuario de la antigua playa de La Pregona, se colocaron carteles a lo largo del dique indicando la prohibición de bañarse. Ayer, los niños ocupaban el espacio de la almena, aunque, por su edad, posiblemente nunca llegaron a conocerla.

Por su parte, los vecinos y, sobre todo, los turistas que llenaron el arenal lo hicieron dejando sus coches en el aparcamiento del paseo marítimo, junto a la ladera del monte Fuxa. Debido a los argayos producidos en la zona desde el mes de febrero, con mayor intensidad e insistencia en las últimas semanas, el Ayuntamiento colocó en ese lugar una señal con la prohibición de aparcar. Ahí se produjeron las mayores quejas de los visitantes cuando, en Semana Santa, la Policía Local impuso numerosas sanciones. Con todo, ayer el lugar se volvió a llenar de vehículos.

«Creo que hay muchos coches aparcados como para que pongan multas», manifestaban tres jóvenes foráneos al salir del coche, con una confianza que en Candás, y sobremanera hablando de multas, no es buena consejera. Con las rocas del monte al lado de los coches, no se sabe si el mayor riesgo de la zona radica en la posibilidad de derrumbes o de recibir una multa. Ayer se demostró que un buen día de playa puede con todo eso.