Lugones,

Manuel NOVAL MORO

La preocupación se ha instalado en vecinos, comerciantes y hosteleros de Lugones, que vienen sufriendo en las últimas semanas una oleada de robos. Por las noches, los ladrones entran en los establecimientos, especialmente en los bares, que son los más afectados, y se llevan el dinero de las máquinas. En las últimas semanas ha habido diez robos. Los dueños de los locales poco pueden hacer. Ni las alarmas ni las cámaras de video de seguridad parecen tener eficacia.

Es el caso del bar Copos, de la calle Rafael Sarandeses, donde los ladrones entraron recientemente. Su gerente, Jorge Sánchez, asegura que «sin duda son profesionales», por la manera en que actuaron y la eficacia con que se llevaron lo que venían a buscar.

El bar tiene un circuito cerrado de cámaras y al día siguiente del asalto pudo ver cómo actuaban. «Con una parafusa hicieron un agujero en el bombín y rompieron la cerradura», explica.

Entraron una primera vez, desactivaron el sistema de alarma y se fueron. Un tiempo más tarde, al comprobar que el bar seguía vacío y que el aviso de la entrada de los ladrones no había llegado a producirse, volvieron a acceder al local, esta vez ya para «trabajar».

Lo hicieron, según explica Jorge Sánchez, «encapuchados y con guantes, con linternas y con móviles preparados, seguramente para que los avisase otra gente que estaba fuera vigilando».

El propietario del local calcula que «estarían una hora dentro», dedicándose a conciencia a abrir la máquina tragaperras y la caja del cambio, cuya recaudación se llevaron.

Sánchez está convencido de que habían estado estudiando el bar con anterioridad porque «sabían en cada momento a dónde dirigirse». Los ladrones fueron al grano desde un primer momento. «Y hasta utilizaron el cuarto de baño para trabajar, porque era el único lugar en el que había luz». Además, ese habitáculo no cuenta con cámara de video.

Para el gerente de Copos, las alarmas no están siendo lo eficaces que deberían ser. No sólo porque pueden ser desactivadas, sino también por el hecho de que la capacidad de reacción cuando suena una alarma suele ser lenta en comparación con la velocidad a la que actúan los ladrones. «Por culpa de los protocolos se hace muy lento, y muchas veces cuando llega la Policía los ladrones ya se lo han llevado todo».

Jorge Sánchez propone, como medida eficaz para prevenir los robos, que entre todos los comerciantes y los hosteleros de la localidad se contrate «a dos o tres serenos para que hagan la ronda por la noche». En su opinión, tendrían un coste incluso menor que el mantenimiento de las alarmas y serían «mucho más eficaces», ya que su sola presencia disuadiría a los ladrones.

Porque éstos desisten al mínimo indicio de que alguien los puede estar observando. Este fue el caso de dos establecimientos de las inmediaciones de la Casa de Cultura de Lugones. Los ladrones estaban intentando entrar, vieron que se acercaba gente a la zona y se fueron por donde habían venido.

El bar Villoria, situado en la zona, concretamente en la calle Melchor Gaspar de Jovellanos, no tuvo tanta suerte. El establecimiento tiene dos puertas, con su correspondiente persiana de seguridad, y los ladrones entraron por las dos, con el mismo método: taladrando el bombín. El gerente del establecimiento, Francisco Antúnez, precisa que los ladrones entraron un viernes a las tres y media de la madrugada, cuando todavía estaban los pubs abiertos y había gente por la calle.

La limpiadora fue la que se encontró los destrozos cuando entró en el bar a las siete de la mañana. «Destrozaron la máquina de tabaco, las tragaperras y el teléfono público para llevarse todo el dinero que había dentro», explica Antúnez, si bien en estos casos «el problema no es tanto el dinero que se llevan como los destrozos que causan». Además, tiene el problema de que «los seguros no te cubren estos robos», con lo que es el propietario el que tiene que cargar con la reparación de todas las máquinas y, en el caso de las tragaperras, poner la mitad del dinero de base que necesitan para funcionar.

En otro establecimiento en la Avenida de Oviedo la suerte vino de otro lado. Los ladrones rompieron la broca en el intento y tuvieron que desistir. En cualquier caso, hosteleros y comerciantes estan preocupados porque cada cierto tiempo vuelven a sufrir asaltos.