Ceceda (Nava),

Mariola MENÉNDEZ

Los oficios tradicionales son los protagonistas estos días en el mercado de la localidad naveta de Ceceda, a través de los catorce talleres que muestran el buen hacer de antaño y de los productos que ofrecen los ochenta y seis artesanos que participan en el evento, declarado fiesta de interés turístico regional el año pasado.

El mercado escabechero también sirve para que no queden en el olvido algunos oficios que hace años tenían gran peso y que han ido perdiendo fuelle con el paso del tiempo, como es el caso de los madreñeros. Alejandro Rodríguez, de Sama de Langreo, transforma la madera de abedul, aliso, cerezo o nogal en este calzado típico de la Asturias rural desde hace 60 años. Alerta de que el oficio «está en declive, no lo quiere nadie». Critica la falta de apoyo institucional, lo que supone que los jóvenes «no tienen dónde aprenderlo». Rodríguez argumenta la situación indicando que aunque se usa un 80 por ciento menos de madreñas, la fabricación se redujo el un 99 por ciento. Por lo que «todo lo que se hace se vende». Otro reflejo del sector es que de los veinte almacenes que hace cincuenta años había en Oviedo, ahora sólo continúa la actividad uno y en Asturias hay una decena de artesanos que elaboran madreñas a un precio entre 35 y 50 euros. Este oficio estuvo tradicionalmente copado por los hombres, y las mujeres se encargaban de los remates y los adornos. También dieron cuenta de su buen hacer, casi en extinción, artesanos como el picapedrero, cuchillero, hilandero o el ferrero. Sergio Palacios enseñó su trabajo en una fragua tradicional asturiana para la curiosidad de muchos visitantes.

El piloñés Manolo Marina, ataviado con las ropas típicas de trabajo de la región entonces, dio el pregón sobre un carro del país, logrando la complicidad del público con su verborrea, desparpajo y sorna. Destacó el carácter «abierto y hospitalario» de los escabecheros, además de ensalzar la labor desarrollada por la asociación Ceceda Pueblu Astur, promotores del mercado, y sus vecinos, con gran vinculación con Infiesto, a pesar de pertenecer al concejo naveto. Marina confesó que los piloñeses tienen «dos espinas clavadas por envidia a Ceceda». Una, porque a pesar de ser la segunda localidad de más población de Nava tiene un mercado que «gana por goleada» al de Infiesto. La otra, porque todas sus calles tienen nombre, algo de lo que carecen Villamayor y Sevares.