Candás (Carreño),

Marta LLORENTE

Ricardo GONZÁLEZ

El Club Náutico «Cuatro Vientos» de Candás ha enseñado y enseña a niños, adultos y discapacitados a manejarse en el mundo de la vela. Agustín Méndez, monitor del club, enseña a los asistentes una primera sesión sobre nociones teóricas, desde vocabulario marinero hasta nudos y partes del barco. Tras esta primera sesión, y siempre que el tiempo acompañe, la persona ya puede salir sola a navegar pero siempre con la vigilancia de Méndez desde la zodiac.

Además, el último día del cursillo, suelen montar unas boyas para hacer una especie de regata entre los cursillistas.

Este año la afluencia de adultos se ha incrementado con respecto a años anteriores. Entre los niños los hay que se apuntan por primera vez o los que deciden repetir, como es el caso de Luis Manuel, Amanda y León, que llevan ya dos años practicando vela. Los tres pequeños aseguran: «Nos gusta más la práctica que la teoría». Además, Luis y Amanda se están entrenando especialmente para la regata de septiembre de Candás, en lo que emplean tres horas diarias. Vicente Jiménez, el padre de Luis Manuel y miembro del Club Náutico «Cuatro Vientos», aprovecha cualquier momento para acompañar a su hijo a los entrenamientos: «Ahora estoy de vacaciones y mientras entrena el niño vengo aquí». Luis Manuel se apuntó en el colegio y como le gustó, decidió continuar con ello. Durante el invierno las clases suelen ser teóricas y ahora en verano aprovechan para aplicar la teoría a la práctica. Los niños no recuerdan haber pasado malos tragos en la mar. «Si no podemos, nos ayudan, pero primero nos dejan que lo intentemos solos», añade Amanda.

En cuanto a los adultos que acuden a las clases de Méndez, suelen ser personas que están veraneando en la localidad y deciden dedicar unas horas del día a la vela.

El Club Náutico «Cuatro Vientos» de Candás también dirige sus clases a personas con alguna discapacidad, lo que denominan «Vela adaptada». Para ello, disponen de unos barcos adaptados para minusválidos de manera que la persona vaya siempre sentada en el fondo del barco y solamente mueva el timón hacia los lados y no tenga que desplazarse de un lado a otro del barco. Además, el monitor no va en este aso en la zodiac, sino que acompaña al minusválido en el barco para mayor seguridad. Esta semana empiezan los cursos para discapacitados.

Agustín Méndez asegura que este deporte sale caro si el barco está en propiedad, pero «si te haces socio de un club es más asequible porque es el club el que pone los barcos y por tanto la inversión no es la misma».

Agustín Méndez lleva cinco años a título de monitor, pero en cuanto a la práctica personal lleva mucho más tiempo, unos veinte años. El monitor del club candansino estudió Náutica porque siempre quiso dedicarse de lleno a este deporte, explica. Ahora está pasando el verano en Candás, de donde es natural. A las once de la mañana ya baja al puerto para montar los barcos y tenerlo todo preparado para cuando lleguen sus alumnos. Una dedicación plena.