Lugones (Siero),

Franco TORRE

Lugones es el principal polo de atracción de inmigrantes del concejo de Siero. En la localidad, que tiene 12.602 habitantes según los últimos datos del padrón municipal, residen 1.000 ciudadanos extranjeros, y otras 1.575 personas de nacionalidad española pero nacidas en otras comunidades autónomas. De hecho, la localidad se nutre hasta tal punto de la inmigración que apenas 1.246 vecinos, menos del 10 por ciento de la población, son naturales del concejo de Siero, y todos los municipios asturianos, excepto Sobrescobio y Ribadedeva, están representados en el padrón. Pero más allá de las estadísticas, esta corriente migratoria que concluye en Lugones está formada por miles de personas, cada una con una buena razón para dejar su hogar y trasladarse a la localidad.

Eso hicieron precisamente los padres de Gemma Corros, que hace ya 29 años dejaron Vega de Rengos, una pequeña localidad de Cangas del Narcea, para instalarse en el centro de Asturias. «Mis padres tenían aquella mentalidad de querer salir del pueblo para buscar un futuro mejor para sus hijos», señala Gemma Corros, que llegó a Lugones siendo apenas una niña. Gemma y sus hermanos no tuvieron problemas para integrarse en la localidad. «Me encuentro genial aquí, y nunca me he planteado vivir en otro sitio», señala Gemma, que trabaja en la localidad, donde regenta la perfumería Cleopatra.

Del occidente de Asturias procede también Benito Pereira, nacido en Cudillero hace 61 años. En 1973 Pereira se desplazó a Oviedo a realizar el servicio militar en los cuarteles del Milán. Tras acabar la «mili» encontró trabajo de camarero en un local emblemático de Oviedo: el Copa Club. Algún tiempo después se desplazó a Lugones para trabajar en la Cafetería Pilar, y ya no se movió. Tras dejar el «Pilar», Benito Pereira abrió su propio bar. Actualmente, el «pixueto» tiene cuatro locales en Lugones. «Aquí estoy muy bien, si no ya me hubiera ido», señala.

El caso de Benito Pereiro no es aislado. El zamorano José Martínez Rubio, natural de San Miguel del Valle, también llegó a Lugones tras hacer el servicio militar en los cuarteles del Milán. «Llegué a Asturias, de la mano del Ejército, el 28 de marzo de 1957», recuerda Martínez. Una vez cumplidas sus obligaciones con la patria, el zamorano comenzó a trabajar en Santa María de Piedramuelle, y apenas un año después entró en la metalúrgica SIA, en Lugones. Cuando llevaba tres años en Asturias, Martínez se trajo a su novia de San Miguel del Valle y se instalaron en Lugones, donde han residido desde entonces.

«El 9 de octubre hacemos las bodas de oro de casados, y también como vecinos de Lugones», apunta José Martínez. Hace 35 años, el zamorano abrió una tienda de electrodomésticos en pleno centro de la localidad. Actualmente, su hija María del Carmen, nacida en Lugones, le ayuda en la tienda.

Precisamente, fueron razones laborales las que atrajeron a la localidad a Pedro Paniagua, que con apenas 16 años dejó su Plasencia natal para labrarse un porvenir en tierras asturianas. «Corría el año 1974, y de aquella había en Asturias un ambiente laboral muy favorable, con mucha industria y un pujante comercio» señala Paniagua.

El extremeño se instaló ya en un primer momento en la localidad, y siempre ha residido aquí, aunque trabaja en Oviedo. «Tengo 52 años, por lo que ya he vivido aquí más del doble de años de los que pasé en Plasencia, así que, sin renunciar a los orígenes, sí que me considero lugonense» señala Paniagua.

Pero si Paniagua hizo un trayecto considerable desde tierras extremeñas, el de la china Chun Miao Lei es simplemente extraordinario. Miao es natural de la ciudad de Wen Zhou Shi, en la provincia de Zhe Jiang Sheng. Ella y su familia se trasladaron a España hace ocho años y medio. Tras pasar tres años en Zamora, Miao y los suyos pusieron rumbo al Norte y llegaron a Lugones, donde abrieron un bazar.

Pese al choque cultural, su integración en Lugones ha sido muy natural. «Estamos muy bien aquí, sobre todo mi hijo, que llegó a España muy pequeño, con 3 años, y se ha adaptado muy bien». De hecho, la adaptación del niño ha sido tan buena que recientemente tuvo que volver a China para aprender el idioma de sus antepasados. «Hay una gran diferencia entre el chino y el español, y la escritura es muy complicada, así que pasará allí dos o tres años para aprender bien el idioma», señala Miao.

Pero si hay un caso singular en la localidad, uno que represente la integración de los extranjeros en Lugones, ese es el del argentino Mauricio Bogomak. Natural de Buenos Aires, Bogomak llegó a España hace 21 años, para jugar al rugby en el Cisneros de Madrid. Un año después, el bonaerense fichó por el Oviedo, y ya no se movió de Asturias. Actualmente, Bogomak, que vive a caballo entre Lugones y La Fresneda, es concejal de Cultura y Deportes.

Para Bogomak, el carácter cosmopolita de Lugones explica su atractivo para los inmigrantes, tanto los venidos de otros países como los procedentes de otras regiones. «A todos los inmigrantes nos gusta tener un sentido de pertenencia, y aquí, al haber muchos inmigrantes, todos nos sentimos parte de la localidad», apunta Bogomak, que además percibe otra singularidad en el caso de Lugones: «Aquí hay mucha diversidad y equilibrio. En otras ciudades siempre hay una gran mayoría de una nacionalidad concreta, hay colonias, se impone una determinada nacionalidad. Pero aquí hay un poco de cada una».