Noreña,

Franco TORRE

«Nací entre periódicos». Belén Fernández Nuño abrió ayer, por última vez, las puertas de la librería Fray Ramón de Noreña, un establecimiento que ha sido regentado por su familia durante tres generaciones. Con la muerte de su madre, hace ahora tres años, Belén Fernández comenzó a plantearse el cierre de la célebre papelería, ya que dudaba de poder cargar con todo el trabajo que da el establecimiento. Tras varios meses, la noreñense anunció hace apenas unos días, para sorpresa de todos sus clientes, el cierre de Fray Ramón.

El origen de la librería está vinculado a la abuela de Belén, Ramona Cantora, que vendía periódicos en el portal de su casa. Con los años, el inmueble se derribó y en su parcela la familia construyó una nueva casa, con un bajo especialmente habilitado para albergar el quiosco de prensa.

En aquella época, era la madre de Belén, Pilar Nuño Cantora, la que llevaba las riendas de negocio. El nombre de la librería se vincula al de la calle en la que se ubica, el paseo dedicado a Fray Ramón Martínez Vigil. Con el paso de los años, los seis hermanos de Belén fueron encontrando otras profesiones, pero ella decidió ayudar a su madre en la librería. Cuando Pilar murió, la carga de trabajo se multiplicó para Belén, que finalmente ha decidido cerrar la librería.

«Ahora empieza una nueva etapa, y no sé muy bien qué voy a hacer» señala Belén, de 52 años. Sus numerosos clientes la han arropado estos últimos días, e incluso uno le llevó ayer una rosa como despedida. «Sólo tengo palabras de agradecimiento para todos ellos. Voy a echar en falta el trato con la gente» afirma Belén.