Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

Hasta 35 obras pictóricas aloja el vestíbulo superior del Teatro Prendes de Candás, surgidas del pincel de una catedrática de Física y Química jubilada. Es la química del color la que predomina, en una exposición llevada a cabo por la ahora pintora Blanca Nieves Pérez Francia. La autora, afincada en Candás desde los años 80, cuando llegó al instituto como destino para la enseñanza, ha optado, a sus más de 70 años, por dar un giro a su vida. Mientras en su etapa profesional se dedicó a la ciencia, en su jubilación ha optado por el arte.

El color ha tomado las riendas. «Los cuadros tienen un color predominante, al que va asociado un recuerdo, o una sensación», explica Pérez Francia. En su mayoría, las 35 obras que engloba la exposición tienen motivos florales, y cada uno de ellos con un pigmento protagonista. «El naranja es la juventud; el azul, la infancia, supongo que porque me trae los recuerdos de mi propia niñez junto al mar. El rojo es el amor pasional, y el amarillo, la luz, la vida», dice la autora.

Lo que trata de decir su pintura no se queda sólo en lo visual, ya que cada cuadro lleva aparejado un poema bajo su marco inferior. «Los poemas llevan relación directa con la pintura, y es que siempre me gustó mucho escribir», añade. No obstante, en este mundo, también tienen cabida los tintes más planos: «El negro, el gris y el blanco existe, sí, pero como contraste, ya que mi vida está hecha en colores».

El motivo que lleva a alguien como Pérez Francia, que durante toda su vida ha estado en contacto con la ciencia, con lo «probado», a coquetear con lo abstracto es bien sencillo: «Pinto y escribo para contactar con los demás». De hecho, explica: «Muchos amigos míos dicen que debo pintar para mí, pero no, yo lo hago para agradar a los demás y transmitir de ese modo mis sensaciones con respecto a la vida». Esa forma de ver las cosas tiene un capítulo importante a la hora de reunir el material para exponer, ya que «es la mejor manera de saber si lo que haces llega a la gente, si les gusta». De hecho, asegura que si «no le gusta a nadie», se replantea su estilo.

Pérez Francia tomó contacto con el mundo del arte, hace una década, cuando se jubiló: «Fue a través de unas clases impartidas por el artista Macue, que me enseñó la técnica de la pintura; luego me dio también lecciones la pintora candasina María Jesús Fernández Iglesias, que fue quién sacó de mí la expresividad». De todos esos aprendizajes, Pérez Francia ha conseguido crear lo que considera un estilo personal. «Empecé pintando figurativo, pero me cansé, no me llenaba, así que busqué en lo abstracto, pero renunciar a las formas resultó más difícil de lo que pensaba. Creo que me quedé a medio camino», concluye.