Peón (Villaviciosa),

Ignacio PULIDO

José Antonio Costales Montequín, «El Ténicu», no es el tradicional viticultor al uso. Desde hace ya varios años, este vecino de la localidad maliayesa de Peón, elabora vino con la uvas que cosecha en su finca, situada en las riberas del río España, en pleno corazón de la Comarca de la Sidra.

La afición de Costales por el cultivo de las parras y por la huerta en general le convierte en el único productor de vino de la zona. El pasado jueves, trece amigos suyos le echaron una mano con la vendimia, cuyo resultado será uno de los caldos más genuinos del Principado.

La huerta de Jose Antonio Costales, técnico de radio retirado -de ahí su apodo-, es, cuando menos, un vergel: kiwis, feijoas, manzanos, pimientos, castaños y toda suerte de árboles y otras plantas salpican la finca de este maliayés, que siempre tuvo una gran afición por la producción de vino. «En casa siempre hacía sidra y vino, pero, desde que me jubilé, le puedo dedicar más tiempo», sostiene Costales.

Hace cuatro años, tras experimentar con diversas variedades de uva, «El Ténicu», dio con una que parece cumplir sus expectativas. «Antes elaboraba vinos tintos, pero ahora los hago blancos. Utilizo una uva que no necesita ser sulfatada. Es todo ecológico», subraya el viticultor. Y es que, por asombroso que parezca, las parras de José Antonio Costales no requieren de ningún tratamiento. «La gente no me cree cuando les digo que no tengo que emplear sulfatos ni nada similar», enfatiza «El Ténicu».

Durante la pasada cosecha, Costales elaboró alrededor de 1.200 litros de vino. «Produzco vino dulce y natural. Hace unos meses acudí al SERIDA para registrarlo», precisa. La presente vendimia ha ido muy bien. En concreto, de las parras de Peón fue recogida más de una tonelada de uva. «Hemos contado sesenta y un cestos y setenta y ocho cajas», subraya Josefina Meana, una de las participantes en la vendimia.

¿Y qué hace «El Ténicu» con más de 1.000 litros de vino? Pues lo regala a sus amigos o lo degusta en sus pitanzas rodeado de parientes y allegados. «Mi vino no se comercializa. No tengo ningún ánimo de lucro. Lo elaboro simplemente por afición», asegura. Sin ir más lejos, el jueves, con motivo de la vendimia, su casa acogió una parrillada en la que Costales agasajó a sus amigos con una sardinada que, como no podía ser de otro modo, estuvo regada por sus caldos.

Ahora, y en solitario, el único viticultor de la Comarca de la Sidra está inmerso en el proceso de elaboración de su vino. Si todo sale bien, en unas semanas de su bodega comenzará a salir una nueva remesa de botellas en cuya etiqueta reza un mensaje: exclusivamente para degustación de privilegiados.