Pola de Siero / Aveno,

Franco TORRE

«El abandono de los bosques tiene un importante componente económico: cuanto más dinero se saque del monte, más se cuidará». Las palabras de Ernesto Álvarez, técnico del Serida que ayer participó en las jornadas de selvicultura de monte bajo de castaño en Pola de Siero, reflejan la cruda realidad de los montes asturianos: la ausencia de criterio productivo y los escasos visos de rentabilidad están lastrando la gestión sostenible de diversas masas arbóreas.

Esta visión realista, alejada del idealismo ecológico tan frecuente, ha propiciado una asistencia masiva a estos cursos, destinados a propietarios de montes, y que se han celebrado en los concejos de Allande, Cangas de Onís, Cangas del Narcea, Grado, Infiesto, Laviana, Quirós, Taramundi, Teverga, Tineo y Valdés, además de Siero.

En el concejo sierense, una docena de propietarios participó ayer en la última jornada de esta primera edición de los cursos sobre selvicultura del castaño, en la que estuvieron acompañados por el director general de Política Forestal, Joaquín Arce.

Durante las primeras horas de la mañana, los participantes asistieron a una sesión teórica que se celebró en el salón de actos de la Casa de Cultura de Pola. No obstante, la parte más interesante de la jornada era la práctica, para la cual los participantes se desplazaron hasta un monte de Aveno, donde un propietario particular había cedido una parcela con castaños para que el técnico del Serida pudiese mostrar las técnicas más adecuadas para podar los castaños, empleando en cada caso los útiles más apropiados.

Durante su intervención, Ernesto Álvarez fue desgranando los pormenores de la técnica de poda y explicando las razones de cada actuación ante un grupo atento a sus argumentaciones. «Debemos dejar hueco y abrir monte para que el castaño siga creciendo», explicaba Álvarez, que cifraba entre 600 y 800 árboles por hectárea el volumen aproximado de una masa boscosa sostenible.

Asimismo, el técnico explicó que la primera poda debería realizarse a los 10 años de edad de la masa boscosa. «Los franceses, que están mucho más avanzados que nosotros en los estudios en torno al castaño, cifran en 7-8 años el momento ideal para hacer la poda, por una cuestión de crecimiento, pero por otro lado recomiendan retrasar esa primera intervención hasta los 10-12 años por factores económicos».

Por último, Álvarez alertó del peligro de ciertas plagas, especialmente los chancros. Aunque el mayor mal que padecen los castaños es, precisamente, el abandono.