«Esta máquina representa el paso de la fabricación manual de la conserva a la industrial». El carpintero Julio César Zapico muestra orgulloso el último elemento que ha restaurado, una prensa de salazón de cinco husillos, considerada la mayor de cuantas se han conocido en Asturias y posiblemente en todo el territorio nacional y llamada a ser uno de los elementos más destacados del futuro Museo de la Conserva de la villa candasina.

La estructura de la máquina mide más de tres metros de largo y más de metro y medio de alto, y cuenta con cinco husillos, o tornos para el prensado del pescado, indistintamente bocarte y sardina salada en tabales. El hecho de que la máquina cuente con cinco husillos la hace excepcional, ya que la mayor parte de las de su época tenía de uno a tres.

Zapico, natural de Luanco y vecino de Piedeloro, recuperó durante el pasado verano la estructura de madera y hierro en su taller de Carreño. «La máquina fue comprada por el Ayuntamiento a la fábrica de Conservas Albo en San Juan de la Arena en 1990 y almacenada en depósitos municipales desde entonces», relata el carpintero. Ahora, con el proyecto del museo de la pesca y la conserva en marcha, la concejalía de Cultura ha optado por su recuperación.

«Estamos restaurando más elementos de la conserva, con el objetivo de que acaben formando parte de una colección de gran nivel que se integre en el futuro Museo de la Conserva de Ortiz», puntualiza el concejal de Cultura de Carreño, Paulino García. Por el momento, la prensa de cinco husillos se ha integrado en la exposición permanente que el aljibe alberga en los bajos del parque de Les Conserveres de Candás, y que puede ser visitada de forma gratuita por los vecinos y visitantes.

La restauración de la prensa ha sido compleja, tal y como explica el carpintero que la llevó a cabo. «Lo más difícil de todo fue decidir qué hacer con ella, ya que estaba en muy mal estado, pues la madera es de pino de Flandes, que se conserva peor», precisa Zapico, que añade que «la salmuera había corroído no sólo varios centímetros de la madera, sino también del hierro, que se encontraba en muchos casos muy deteriorado, y sobre los que tuve que aplicar diferentes tratamientos para su recuperación». Entre algunas de sus acciones se incluyó la incorporación de nuevos elementos de madera y metal para que la estructura pudiese mantenerse en pie.

Algunos de los elementos de la pieza no pudieron restaurarse. Es el caso del caballete que sostiene la prensa al completo, que tuvo que ser tallado casi en su integridad. «La base de madera tiene acanaladuras por las que discurría la salmuera en el prensado del bocarte y el saín extraído de las sardinas en tabales, que concluyen con dos orificios ubicados en los extremos, por donde salían ambos líquidos, que eran recogidos en recipientes de hojalata», relata Zapico.

Según los historiadores que recogieron la máquina de San Juan de la Arena en 1990, la prensa estuvo en uso durante las décadas de los años cuarenta, cincuenta y sesenta en aquella factoría de Conservas Albo en Soto del Barco, pasando a formar parte desde entonces de la colección del proyecto del Museo de la Conserva de Candás. Supone un vestigio de una época en la que el prensado se hacía de forma manual en fábricas como las que tuvo Candás durante el siglo pasado, y puede tener su origen incluso en los últimos años del siglo XIX.

«El pescado se metía en recipientes llenos de agujeros, se ejercía la acción de prensado, y de los agujeros salían el aceite, la salmuera y el saín», explica Zapico sobre el modo de utilización de la prensa. De hecho, en la exposición del aljibe de Candás la prensa se acompaña de uno de esos recipientes metálicos cilíndricos utilizados para el prensado del bocarte durante el proceso de elaboración de filetes de anchoa.