Nava, Mariola MENÉNDEZ

La sidra sigue dando pasos para lograr que la UNESCO la reconozca como Patrimonio de la Humanidad. Los patronos de la Fundación de la Sidra han aprobado en Nava el informe de Luis Benito García -el historiador encargado de elaborar la investigación que avale esta candidatura- sobre el primer año de trabajo. Se ha centrado en el período desde la Guerra Civil hasta la actualidad. En noviembre de 2011 finalizará esta investigación.

La contienda frenó el desarrollo de la industria sidrera en un momento de esplendor, apunta García. De hecho, Villaviciosa pasó de producir nueve millones de litros a sólo tres en la posguerra. Pero, explica, «la recuperación sería más rápida de lo que cabría pensar», debido a «la fuerte implantación del producto y que muchas plantaciones eran de nuevo cuño y estaban alcanzando su nivel de producción óptimo en aquellos momentos». A lo que se suma que la sidra era la única bebida asequible en tiempos de penuria económica.

A principios de los años cuarenta se dan indicios de dinamismo, aunque las formas de sociabilidad asociadas a su consumo, como la espicha, se ven afectadas. En la década siguiente se produce un declive por culpa de la subida de los precios derivada de la escasez de manzana y del incremento del consumo de bebidas como la cerveza o los refrescos.

García destaca la labor de la Estación Pomológica de Villaviciosa (actual Serida). En esas fechas se piensa ya en crear una denominación de origen. En los ochenta se triplicará la producción y comienza su gran despegue.