Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

El autor del mural de la salve marinera de El Paseín de Candás, Alfredo Menéndez, se mostró en 2009 muy disgustado por la falta de respeto de algunos vecinos hacia su obra, negándose además a restaurarla. «Cómo voy a restaurar yo algo que ni el pueblo ni la autoridad respetan», explicó. El propio Ayuntamiento le pidió entonces que lo hiciera, recibiendo una negativa por respuesta. «Es más, les he dado permiso para que lo destruyan y pinten otra cosa diferente en su lugar», dijo el pintor.

El motivo de su negativa se debe a que la humedad, pero también «el poco respeto por el mural de algunos ciudadanos han provocado su deterioro irreversible». Según Menéndez, «el mural se cae a pedazos por culpa sobre todo de los balonazos, y también algún golpe de coche, y los culpables son los padres de los niños que permiten que sus hijos jueguen con un patrimonio cultural del pueblo, pero también de la autoridad policial, que tiene su local al lado, y no ha hecho nada por evitarlo».

«Yo sé que el Ayuntamiento desearía que se restaurase, pero yo no estoy por la labor», explicó Alfredo Menéndez. El motivo de su negativa es que de ser restaurado, el mural sufriría los mismo deterioros en el futuro, pero también el cansancio del propio pintor. «La edad pasa factura, y mis manos ya no están para restaurar una pared de diez metros, y menos para que dos meses después vuelva a estar cayéndose a pedazos», añadió.

Es más, Menéndez cree que la vida del mural de El Paseín es efímera, como lo será también la de los dos murales que jalonan las paredes de la fábrica de Albo en Candás, ya sin uso.