Candás tiene muchas y buenas particularidades, pero quizás una de las más destacables esté en su faceta artística. Un paseo por la villa es un recorrido por un museo al aire libre de extraordinaria calidad en algunos casos. Los gobiernos candasinos se dieron cuenta hace ya muchos años, y lo siguieron manteniendo con el paso del tiempo, de que las medianeras y las fachadas más degradadas o menos agraciadas estéticamente eran un fantástico lienzo para narrar la historia local. El mural de la calle Carlos Albo es un claro ejemplo. Pero como en todo las cosas hay que cuidarlas. El mural de El Paseín, donde se refleja una de las procesiones más arraigadas en Candás, la de la procesión de la salve marinera, según la visión del artista local Alfredo Menéndez, está desapareciendo. La solución pasa por el hecho de que Alfredo lo retoque y lo restaure, pero habría que preguntarle si está por la labor y la respuesta puede ser un no tan rotundo como la ilusión que puso cuando lo pintó. Lo malo es haber llegado a este punto, en todos los sentidos.