Demos por perdida la capilla de San Antonio de Candás. El muro de piedra está a medio metro del acantilado y con la próxima marejada un poco decente, algo que puede ocurrir hoy mismo, o ayer tal como estaba la mar, el templo se irá a pique. Todo Candás sabe que el monte de San Antonio es como un queso «gruyère». Fue uno de los argumentos esgrimidos para no hacer aquella carretera de acceso al puerto desde la zona alta de la villa. Lo que no se entiende de ninguna de las maneras es la dejadez de Costas. Ahora vienen con lo de que no arreglan desprendimientos producidos por causas naturales. Entonces van a ayudar a reponer el alto de Aboño, supongo, que de natural tuvo poco. La capilla se va a ir ladera abajo porque no creo que se dispongan de los tres meses necesarios para su traslado, así que lo mejor era cambiar los planes y ponerse a mover el faro piedra a piedra porque al final ni luz para navegantes ni faro para los fieles. Y que en Costas se pongan a rezar porque como se descalce San Pedro en Gijón igual tienen que cambiar las reglas del juego. Pero eso es otra historia.