Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

El Ayuntamiento de Carreño comenzó ayer la búsqueda de una empresa que pueda hacerse cargo de la compleja labor de desmontaje y traslado de la capilla de San Antonio, amenazada por los continuos desprendimientos del monte candasín donde se encuentra. Según explicó ayer el alcalde de la localidad, Ángel Riego, en sus primeras declaraciones desde que se dio a conocer el mal estado del templo, «el arquitecto municipal ya se ha puesto en contacto con varias empresas, de todo el territorio nacional, para contratar cuanto antes a quien se encargue de llevar a cabo el desmontaje».

Este primer paso, el desmontaje del templo, es lo que más preocupa al gobierno local, ante la amenaza de que los argayos persistan y se lleven la capilla por delante. En un paso posterior se abordará con más detenimiento la reconstrucción de la edificación en el eucaliptal cercano a la ubicación actual de la ermita. «Les estamos solicitando ofertas económicas a estas empresas», explica el Alcalde, con la vista puesta en acelerar lo más posible los trámites para salvar la capilla de la destrucción.

Y en ese proceso de desmontaje tendrá mucho que decir el Principado de Asturias, que a través de la Consejería de Cultura habrá de supervisar la operación. «La capilla de San Antonio es un bien catalogado, y aunque la propiedad sea municipal Cultura tiene competencias y debe decir al Ayuntamiento bajo qué condiciones se tiene que realizar el traslado», detalla Riego. En este sentido, el regidor ya ha mantenido contactos con los responsables de la Consejería y confirma que «desde el momento en que comiencen las obras nos darán indicaciones de cómo proceder».

Por otra parte, Riego se muestra preocupado por el incremento de personas que en las últimas fechas se han acercado a la ermita y han sobrepasado el perímetro de seguridad fijado con la intención de obtener fotografías o vídeos de la cercanía del acantilado. «La gente va allí como si fuera una peregrinación, pero algunos no parecen darse cuenta de que la valla no es un adorno, sino una marca de la zona visitable en todo el entorno de San Antonio», clama el Alcalde, que apostilla que «nuestra preocupación es la gente que rebasa la valla y se acerca al acantilado, y por ese motivo vamos a colocar unos carteles para advertir de que es un serio peligro».

Riego constata como un hecho que haya personas que han saltado la valla: «He visitado la zona con los técnicos y hemos visto innumerables pisadas en la parte trasera de la capilla. Ahí no se puede pasar, sólo nos faltaba que se produjese una desgracia».

Los problemas de inestabilidad por los continuos desprendimientos en el cabo de San Antonio afectan desde hace algo más de un mes a la capilla donde se celebra cada mes de junio la romería del mismo nombre, la primera del verano candasín. Sin embargo, hace once meses la zona que se puso en peligro por los argayos fue la del mirador de los cañones, situada a pocos metros de la ermita. El Ayuntamiento de Carreño precintó en marzo de 2010 el mirador de los cañones de San Antonio al advertir riesgos de argayo en toda la ladera del monte que da al puerto de Candás. Eso provocó incluso que se retiraran del lugar los equipamientos defensivos del siglo XVIII que presidían el emplazamiento que antiguamente servía como baluarte, y que volvieron a ser colocados semanas después, aunque más retrasados con respecto a la línea del acantilado.

La situación en San Antonio dio un vuelco en las últimas semanas. En enero el gobierno esgrimió un estudio para asegurar que el templo se asentaba sobre roca y no corría peligro, pero la semana pasada, durante una comisión de Urbanismo, los técnicos municipales informaron a los grupos políticos de que apenas había tiempo para salvar a la iglesia de ser arrastrada por desprendimientos. Los pequeños argayos acontecidos en los días previos terminaron por derribar las capas que separaban la esquina noroccidental de la capilla del acantilado, por lo que, según los técnicos, «es cuestión de días que se venga abajo toda la construcción».

A continuación se planteó como única solución «el traslado de la ermita a un lugar seguro», que será probablemente en el mismo promontorio de San Antonio, en medio de un eucaliptal.

El lugar donde el Ayuntamiento pretende recolocar la capilla de San Antonio de Padua una vez se haya completado su desmontaje no dista mucho de su ubicación actual. La ubicación elegida es un eucaliptal cercano (que se puede ver desde el templo, como se aprecia en la imagen) situado en el centro del promontorio de San Antonio, entre la pradería de Gervasia y el parque del faro. Todo el entorno se encuentra adornado además con diferentes esculturas, algunas de las cuales forman parte del parque escultórico al aire libre del Museo Antón, informa B. F.