Oles (Villaviciosa),

Mariola MENÉNDEZ

La apertura de la que será la primera mina de azabache de Europa occidental desde que, en 1923, cerrase la última en la localidad maliayesa de Oles, está cada vez más próxima una vez el Principado ha concedido a la empresa Garaysam el permiso para su explotación, tras realizar las investigaciones previas.

Esta concesión se establece por un plazo de treinta años, prorrogable por otros dos, hasta un máximo de noventa. La Consejería de Industria exige a la compañía un plan de restauración del área afectada, que deberá presentar antes de tres meses, así como un proyecto completo de trabajo o explotación.

El edil en funciones de Urbanismo, Rogelio Estrada, uno de los principales valedores del proyecto, asegura que «el impacto ambiental será mínimo, si se gestiona bien». Añade que, antes de iniciar la actividad, el Ayuntamiento debe adjudicar el terreno público en el que se ubica y autorizar el permiso para las instalaciones auxiliares.

La pretensión es reabrir el antiguo minado de Les Caves, en la riega de los Molinos de Oles, que data del siglo XIX, coincidiendo con el boom extractivo de entre 1870 y 1890, y avanzar en galería.

La mina será ampliada en transversales, explica Estrada, quien confía en que los primeros lignitos vuelvan a salir de las entrañas de Oles en los próximos meses. Estrada cree apropiado que los trabajos se acometan antes del invierno.

El concejal agrega que esta es «la culminación de un largísimo proyecto» que comenzó con un estudio sobre la caracterización del azabache de esta zona de la Marina, considerado como el mejor del mundo junto con el de Whitby, en Inglaterra, ya agotado. Además de apostar por «un recurso endógeno que es seña de identidad», Estrada destaca el gran protencial de este lignito. Defiende la creación de una galería visitable y el desarrollo de un museo sobre el azabache, para cuyo proyecto ya han sido aprobados fondos europeos del plan «Leader».

Sólo en la parroquia de Oles hay más de medio centenar de estas formaciones carbonosas. Por aquí discurría una serie de regueros que desembocaban en el mar interior jurásico donde se formaron las acumulaciones discontinuas de troncos que dieron lugar al azabache. La falta de materia prima es una antigua queja de los azabacheros, que llevan años reclamando su extracción, máxime cuando la Marina maliayesa sigue siendo una zona rica en este apreciado mineral.