De la ermita de San Antonio en Candás quedan apenas unas pocas piedras donde antes se asentaba toda la estructura del único ejemplo del Renacimiento en la villa. Los operarios de la empresa local Castroagudín Canteros ultimaban ayer las obras de desmontaje del edificio, que será trasladado para evitar que se vea afectado por los constantes desprendimientos del acantilado en el que está situado. Los trabajos se han adelantado, así, a las previsiones, que hablaban de algo más de dos meses para la ejecución de un desmontaje que ha tenido que realizarse piedra a piedra, para permitir su posterior reconstrucción en un lugar cercano.

La celeridad con la que se han desarrollado los trabajos no ha impedido, no obstante, que el desmontaje haya sido realizado minuciosamente. Al tiempo que los operarios retiraban piedras del lugar iban surgiendo nuevos descubrimientos, con una periodicidad casi diaria. Los últimos tienen que ver con el altar que antes ocupaban cirios y escrituras sagradas.

«Al desmontar las piedras que conformaban el altar descubrimos que eran en realidad capiteles de unas columnas, invertidos», detalla uno de los trabajadores, Marcos Valdés. Los operarios de Castroagudín Canteros recibieron una formación específica previa al desmontaje, lo que les ha permitido realizar su labor con conocimientos técnicos acerca de lo que se podían encontrar, que podía ser susceptible de tener interés arqueológico. «Probablemente se trate de columnas donadas para la construcción del templo por algún vecino», añade.

Otras piezas del altar han revelado, además, la marca del cantero que las realizó. «Varias de ellas tienen una "M" grabada en una de sus caras, que hasta ahora permanecía oculta», explica Valdés. Estas grabaciones se supone que son de la misma época que la construcción del edificio, del año 1615.

Ahora quedan apenas unas piezas por desmontar antes de que la empresa acabe su trabajo en el cabo de San Antonio. A partir de ahí habrá de decidirse qué se hace con la explanada resultante. Una de las opciones pasa por dejar el suelo tal cual, con una indicación de la ubicación original de la capilla. No obstante, como medida de seguridad, la empresa completará el vallado que hay tras la explanada resultante, para evitar el acercamiento de los visitantes al acantilado.

Las obras comenzaron a finales del pasado mes de mayo, y tenían prevista una duración de dos meses y medio, a pesar de lo cual estarán listas en la mitad de tiempo. El proyecto técnico de la obra lleva la firma de Arquitectos Cosme Cuenca y Jorge Hevia.