Peñaullán (Pravia),

Ignacio PULIDO

El jardín de Rafa Pendás es una especie de edén para las tortugas. Desde hace una década, este vecino de Peñaullán cobija en su finca a quelonios abandonados o «dados en adopción» por sus dueños. Su labor, completamente altruista, se vio respaldada en el año 2007 por la Consejería de Medio Ambiente. Actualmente, en su refugio viven unos doscientos ejemplares.

La pasión por estos animales despertó en Rafa hace unos once años. «A través de internet me regalaron tres tortugas y fue cuando comencé a recoger más», señala. Desde entonces, a su finca no han parado de llegar nuevos inquilinos procedentes de toda España. «Me costó mucho echar todo esto adelante. Para ello conté con la ayuda del Seprona, que realizó un informe sobre mis instalaciones», subraya.

Hace cuatro años, la Consejería de Medio Ambiente declaró su finca refugio de tortugas. «Se trata del único documentado como tal en toda Asturias», precisa Pendás, quien advierte de que el abandono de estos animales en ríos, lagos e incluso en parques urbanos está generando serios problemas. «Acaban con todo. La gente las compra y, cuando se cansan de ellas, las abandonan o las lanzan por el alcantarillado», comenta. Esta práctica ha llevado a la presencia de especies alóctonas en los ríos, que está provocando serios problemas en los ecosistemas. «En Bilbao incluso acabaron con la cría de los patos».

A su domicilio llegan, en un goteo constante, quelonios de diversas especies. «Aquí hay unas quince especies y subespecies diferentes», afirma. La variedad presente en su refugio comprende desde la tortuga conocida vulgarmente como «de Florida» hasta una pareja de Chelydra serpentina, una especie muy agresiva. «Sus fauces son capaces de arrancarte un dedo de un bocado», advierte. La Apalone spinifera, de caparazón blando, es otra de las joyas de su refugio.

Rafa Pendás realiza todo este trabajo sin recibir ninguna ayuda económica. La alimentación de las tortugas corre por su cuenta y abastece de agua los dos estanques donde viven los quelonios surtiéndose con un pozo localizado en su finca. «Las especies carnívoras comen pescado, caracoles o lombrices, por ejemplo. Las de tierra se alimentan de vegetales y de fruta», explica.

El refugio de Pendás tan sólo tramita adopciones durante la época estival y cuenta con un grupo de Facebook llamado «Tortugas Asturias». En numerosas ocasiones, los quelonios sufren afecciones cuando llegan a su casa. «Lo más frecuente es que padezcan conjuntivitis por estar en contacto con agua clorada», destaca Rafa Pendás, quien espera poder seguir realizando esta labor mientras el espacio en su jardín se lo permita.