Candás, B. FERNÁNDEZ

La Mancomunidad del Cabo Peñas tiene nuevo vocal delegado, el concejal gozoniego de IU, Cesar Fidalgo, y nueva composición en la que sólo la entrada de FAC marca la diferencia con respecto a lo que ya había, puesto que el PP sigue gobernando en Gozón, y el PSOE en Carreño. Sin embargo, y a pesar de la continuidad en el ente supramunicipal, el cambio de ciclo ha dado al traste con las aspiraciones de la anterior etapa de reducir el coste que le supone a los ayuntamientos el órgano mancomunado, y que es de 400.000 euros al año.

El nuevo vocal delegado ha comenzado a reunirse con los técnicos de la Mancomunidad, con el objetivo de «poder hacer un análisis objetivo de cada uno de los servicios que contiene». A partir de ahí, presentará su proyecto de supervivencia de un ente que a buen seguro no contará con la aportación de 800.000 euros anuales de los ayuntamientos. Pero también dejará atrás la tentativa frustrada de su predecesor en el cargo, Florentino Cuétara, de rebajar los costes mancomunados privatizando algunos servicios.

El modelo de ahorro en la Mancomunidad propuesto por el anterior delegado consistía en la creación de una sociedad mercantil para gestionar la limpieza (edificios públicos y jardines y calles) que hasta ahora los ayuntamientos tienen contratado a empresas externas.

El beneficio era por tanto que los municipios dejarían de pagar directamente por el servicio de limpieza, que pagarían de forma unificada a través de la Mancomunidad. A su vez, ésta gestionaría directamente a ese personal, ahorrando un 10%. A largo plazo, el proyecto preveía también la fusión del servicio de ayuda a domicilio.

El proyecto fue presentado a los grupos políticos de ambas corporaciones a comienzos de 2011. Se pretendía además ahondar en la independencia de la Mancomunidad, generando ingresos propios y haciéndola menos dependiente de las subvenciones, que de cara a 2011 se preveían escasas, como finalmente ha resultado. Sin embargo, la división entre los políticos de uno y otro municipio postergó la decisión y el proyecto se quedó en el limbo.

Hoy, la Mancomunidad afronta gastos de personal de 185.000 euros al mes, incluido el IRPF, y el saldo de su cuenta ya es negativo. La nueva Corporación tiene un duro trabajo por delante.