Lugones (Siero), Franco TORRE

Lugones padece lo que podría definirse como «el síndrome de la ciudad encrucijada». La estratégica posición de la localidad sierense entre algunas de las vías de comunicación más importantes del centro de Asturias supone el principal motivo de su notable crecimiento demográfico, que la ha llevado a ser el núcleo más poblado de Siero, pero también explica su alarmante problema medioambiental, que se deriva, a su vez, del exagerado volumen de tráfico que aglutinan sus calles.

El territorio cercano a Lugones está atravesado por dos vías rápidas y otra en desarrollo: la «Y» (A-66), que además enlaza a escasos kilómetros con la autovía Oviedo-Villaviciosa (A-64); la llamada «Autovía Industrial» (AS-II), que une Oviedo y Gijón atravesando los grandes polígonos de Llanera, y la futura AS-III, que surge del desdoblamiento de la antigua AS-17 (Avilés-Puerto de Tarna, actual AS-117), y cuyo tramo entre Llanera y Viella ya está en funcionamiento.

Estas vías marcan una suerte de «jaula dorada» que constriñe la localidad: la AS-II discurre por todo el contorno oeste de la localidad, el tramo desdoblado de la AS-17 limita el crecimiento hacia el norte, y la «Y» flanquea el casco urbano al este. Por su parte, el lado sur está limitado por la cercanía de otro núcleo emergente: La Corredoria.

En medio de todo este entramado, atravesar Lugones es el medio más rápido y directo para enlazar unas vías con otras, y acceder tanto a los grandes polígonos de Llanera como a las numerosas manchas industriales que se localizan en las cercanías de la localidad sierense. «Ahora mismo, para andar por la zona tienes que atravesar Lugones. En Oviedo, por ejemplo, no puedes entrar con un camión por General Elorza, pero tienes varias alternativas, como la ronda o la AS-I; pero en Lugones pasa como en El Berrón, tienes que pasar por el centro», señala a este respecto el camionero sierense Benigno Pérez.

Con este panorama, las calles de Lugones asumen un volumen de tráfico exagerado, muy por encima de sus ya elevadas necesidades naturales, lo que, a su vez, ha disparado los niveles de contaminación. Como una primera medida para tratar de lograr una mayor fluidez del tráfico y una mejora medioambiental, el Ayuntamiento de Siero ha decidido sacar el tráfico pesado del centro, una medida que afecta a los camiones con una masa máxima autorizada superior a los 3.500 kilogramos.

La medida ha sido bien recibida por todos los estamentos sociales, pero genera desconcierto en el colectivo de camioneros: «Hablamos de un centro neurálgico de la actividad industrial de Asturias. ¿Qué pasa si te sale un viaje un día, para llevar un pedido de urgencia, y no tienes el permiso para circular? En Lugones hay varios concesionarios, que demandan coches continuamente, y justo al lado, en La Corredoria, se está haciendo mucha obra nueva, que requiere tránsito continuo para llevar los materiales. Y para llegar hasta ahí, lo mejor es tirar por Lugones, porque si no, tienes que dar un gran rodeo», argumenta Pérez, que insiste en que «la masa máxima que proponen, 3.500 kilos, es muy baja, cualquier camioneta de reparto la supera, incluso muchas de las que utilizan los comerciantes que van al mercado semanal de los viernes».

Frente a esta opinión, otro profesional del volante, el taxista Fidel Romo, que lleva varios años trabajando en Lugones, ve la medida muy acertada: «Pienso que puede aliviar un poco la situación, pero es cierto que no será una medida fácil de ejecutar». En este sentido, Romo indica que la gran cantidad de polígonos y manchas industriales que se localizan en la zona tienen unas necesidades de accesibilidad que hay que cubrir, por lo que entiende que lo más efectivo quizá sería plantearse nuevas infraestructuras: «Hay que estudiarlo muy detenidamente, pero soluciones tiene que haberlas. Algunas cosas que se han hecho recientemente, como la rotonda de acceso directo a la AS-I o el enlace con la A-66 desde la rotonda de Pryca, han funcionado bien y han supuesto un alivio».

En este sentido, son muchos en Lugones los que defienden una intervención a gran escala, como la planteada por el grupo político Conceyu, que la primavera pasada presentó un proyecto en el que proponía un reordenamiento del tráfico en el centro y la construcción de una ronda exterior que conllevaría alternar vías preexistentes con varias infraestructuras nuevas. «Aprobamos la medida de evitar el paso de transporte pesado por el centro, pero consideramos que es totalmente insuficiente para solventar el problema», alerta el portavoz de la agrupación, Rafael Rodríguez, quien entiende que la solución «radicaría en que el tráfico que transcurra de paso, y que no tenga como objetivo parar en Lugones, tenga la posibilidad de circular por otras vías alternativas».

De hecho, estas vías ya existen, pero el enlace entre ellas supone en ocasiones dar rodeos kilométricos, lo que se une al desconocimiento de muchos de los usuarios: «Hay muchos camioneros que vienen de fuera y se guían por el GPS, que ya se sabe cómo son», sostiene Benigno Pérez. En este punto, el taxista Fidel Romo coincide con el camionero: «Muchas veces, los GPS no tienen la cartografía actualizada y meten a los camioneros por vías equivocadas. Sin ir más lejos, en la avenida de Viella se han registrado varios casos, el último hace apenas unos días, de camiones que entran por ahí guiándose por el aparato y después se quedan atascados en algunos de los túneles, que son muy bajos». Este punto es especialmente problemático, pese a que es el que tiene una alternativa más clara: el tramo en funcionamiento de la AS-III, que al tratarse de una vía inconclusa no aparece en la mayor parte de los navegadores.

No obstante, Romo tiene claro que la localidad tendrá en el futuro otros retos que afrontar: «Tenemos ahí encima el nuevo HUCA, que no sabemos cómo nos va a afectar. Va a traer mucho tránsito de vehículos, lo que podría afectar a Lugones, pero lo cierto es que tampoco se puede aventurar una opinión ahora».