Muros / Soto, Ignacio PULIDO

El paradero de «Müritz», un águila pescadora nacida en el parque nacional homónimo de Alemania, fue un misterio durante más de una década. Hace apenas tres años, el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) localizó a este ejemplar en la desembocadura del Nalón. El pasado mes de noviembre, «Müritz» fue avistada de nuevo en las veigas murense y sotobarquense. Todo hace pensar que, a lo largo de los últimos dieciséis años, ha elegido la comarca como lugar de invernada.

«Müritz» -cuyo sexo no ha podido ser determinado aún- es un animal de hábitos muy marcados. Los riesgos a los que se exponen las águilas pescadoras durante sus viajes migratorios les obligan a obviar cualquier tipo de improvisación. «El índice de mortalidad durante el primer viaje es del setenta por ciento», precisa Doriana Pando, bióloga del FAPAS.

El ornitólogo alemán Dietrich Roepke dio por hecho que «Müritz» había pasado a engrosar las cifras de esta estadística. El 2 de julio de 1996 Roepke la anilló siendo un pollo, en un lugar sito a mitad de camino entre Berlín y Rostock, pero nunca más tuvo noticias de ella hasta diciembre de 2009, cuando el FAPAS leyó su anilla en la ría del Nalón.

A día de hoy, tan sólo han sido avistados en Asturias tres ejemplares de águila pescadora: «Müritz», en el Nalón; «Panchita», en el Eo, y «Ben», en la ría de Villaviciosa. Los datos de su seguimiento han permitido profundizar en los hábitos de esta especie y todo hace pensar que estos tres individuos no son los únicos que optan por el Principado para invernar. «Aquí hay menos competencia y optan por quedarse», enfatiza.

El día a día de «Müritz» en el bajo Nalón carece de sobresaltos. Se alimenta una vez al día de peces de superficie, sobre todo muiles. Dedica el resto del tiempo al cuidado de su plumaje para garantizar el éxito de sus desplazamientos migratorios, que pueden llegar a alcanzar unos tres mil kilómetros cubiertos en varias etapas. «La experiencia les dota de la capacidad para realizar las mismas paradas cada año», comenta la bióloga.

A mediados de marzo, «Müritz» abandonará la ría. Su presencia abre un camino a la recuperación de la especie en la zona. La ausencia de árboles viejos, la persecución del ser humano, las torretas de alta tensión o su propia biología son los enemigos a los que deberá enfrentarse para seguir adelante.