Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

Carreño rechaza el proyecto de acceso al puerto de El Musel, que supone el desdoblamiento de la carretera entre Gijón y Avilés a su paso por el municipio y la construcción de una gran rotonda en El Empalme. La Comisión municipal de Urbanismo aprobó ayer el bloque de alegaciones contra la infraestructura que se presentará al Ministerio de Fomento y a la Demarcación de Carreteras en Asturias. En ellas se advierte, como primer elemento clave, de que el estudio de impacto ambiental del proyecto ya no es válido, ya que la obra ha sido modificada con posterioridad a la concesión de la declaración ambiental.

No es la primera vez que el Puerto de Gijón y el Ayuntamiento de Carreño se enfrentan por el trámite ambiental de una obra. Lo mismo sucedió hasta el pasado año con la tentativa gijonesa de desmontar el alto de Aboño. El Puerto trata de nuevo de saltarse el citado trámite con una estrategia similar, que desde Carreño se rechaza frontalmente: en el año 2001 presentó un proyecto de acceso a El Musel, se le concedió declaración de impacto ambiental y diez años después incluye en dicho proyecto varias obras nuevas, entre las que se encuentra una gran rotonda en Carreño, que no ha pasado por los filtros de los trámites ambientales.

«El proyecto planteado inicialmente en este Ayuntamiento en 2001 no se corresponde con el de ahora», señala la delegada de la Comisión de Urbanismo, Cecilia Tascón. Según alega Carreño, «los impactos del proyecto actual sobre el medio físico, el biótico y, especialmente, el socioeconómico pueden presumirse de mucha mayor magnitud que los valorados en el anterior, debido al desarrollo del enlace de El Empalme».

Esta rotonda, que en el proyecto recibe el nombre de «hipódromo» por tener una superficie parecida a la de las pistas para carreras de caballos, ocupa una superficie de 124.500 metros cuadrados, el equivalente a más de una docena de campos de fútbol. «El enlace no prioriza, sino que más bien penaliza varios tráficos», señalan desde Urbanismo.

La nueva carretera entre Gijón y Candás, proyectada con vocación de vía rápida, se verá perjudicada. «Será necesario abandonar su trazado, entrar en el hipódromo, para volver a retomarlo, con la consiguiente molestia para los usuarios», señala Tascón. Esto derivará en un problema mayor durante el verano. «Provocará importantes retenciones dada la alta afluencia de vehículos que se concentra por el regreso desde las playas de Carreño y Gozón», señala.

Pero además, la «macrorrotonda» a El Musel perjudicará «el tráfico procedente de la Gijón-Avilés a su paso por Carreño, que se verá innecesariamente penalizado al tener que entrar en el enlace por carecer de conexión».

Desde el punto de vista urbanístico, el nuevo trazado de acceso al puerto de Gijón «hace inviable el futuro desarrollo de la zona de Aboño, implicando una transformación difícilmente asumible para un lugar que, aunque degradado por la proximidad de instalaciones industriales, concentra una serie de dotaciones fundamentales para la población del entorno, como el centro de salud, la farmacia, una pista polideportiva y el centro social de Pervera», señalan desde la comisión.

De hecho, Carreño alega que «no se justifica el interés general de la carretera, concretamente del trazado del enlace de El Empalme, cuyo diseño debería obtenerse del estudio y la evaluación de diferentes alternativas, que no nos consta hayan sido planteadas hasta la fecha», señaló Tascón.

Por todo ello, la comisión informó desfavorablemente sobre el proyecto de acceso a El Musel porque «es necesaria una tramitación ambiental acorde con las actuaciones de duplicación de la calzada y creación del enlace de El Empalme que estudie y evalúe alternativas realmente viables desde el punto de vista técnico y ambiental». Todos los partidos políticos municipales estuvieron de acuerdo.