Albandi,

Braulio FERNÁNDEZ

La empresa Tudela Veguín cambió ayer los inclinados prados cercanos a la cementera en Aboño por otros también de su propiedad, mucho más llanos, en la parroquia de Albandi. En ellos, sesenta y siete niños de los colegios candasinos del Poeta Antón y de San Félix plantaron sesenta y siete pequeños manzanos, justo en la parte de la finca que está previsto sirva en un futuro no muy lejano para el realojo de los vecinos de Carrió.

Plantaron uno por cabeza y lo hicieron del mismo modo que sus predecesores de sexto de Primaria lo habían hecho los dos años anteriores, aunque con cerezos y no manzanos, en el mucho más gris Aboño. Por la seguridad de los escolares, debido a unas obras de mantenimiento de la fábrica de cementos, se trasladó este año la actividad a Albandi.

Esta plantación, aunque de forma casi anecdótica, no deja de ser la primera piedra de lo que en un espacio breve de tiempo será el realojo de la población de Carrió a esos prados, después de que el Ayuntamiento los señalase para tal fin en el nuevo Plan General de Ordenación, ya en vigor. Los escolares, de ese modo, pusieron las semillas de las primeras plantas y árboles que conformarán el prometido cinturón verde que deberá separar las casas de un área donde proliferan chimeneas y tolvas.

Se trata de una iniciativa educativa que pretende, más allá de la simbólica plantación de árboles en zona industrial, plantar la semilla del respeto medioambiental en los escolares, algo para lo que los alumnos llegan bien preparados, ya que como señala el profesor del San Félix, Segundo Fidalgo, «la educación ambiental está bien definida en el programa curricular, y ésta es una actividad complementaria de una enseñanza sobre la que ya se ha trabajado anteriormente en clase».

Tudela Veguín pretende con la colaboración de los colegios «organizar una jornada de información y sensibilización ambiental, con la intención de inculcar en los niños una conciencia respetuosa con el medio ambiente». La empresa cumple así con la «vocación de continuidad» del proyecto que inició hace dos años.

Durante la plantación de manzanos, cada uno de los niños puso una rama sobre el suelo, a la que ató una etiqueta con su nombre, «con el fin de que puedan hacer un seguimiento de la evolución de su crecimiento y sentirse orgullosos de su contribución a la protección de la naturaleza», explicaron los responsables de Tudela Veguín, con Alicia Castro Masaveu al frente, que se congregaron en Albandi ayer.