Valdesoto (Siero),

Lucas BLANCO

Quién le iba a decir a Carlos Ardura en la década de los noventa, cuando cursaba sus estudios de Magisterio en la Universidad de Oviedo, que unos años después se convertiría en un artesano de referencia no sólo a nivel regional, sino nacional e incluso internacional, en un campo tan desconocido como apreciado como es el de la fabricación de instrumentos de música antigua.

Corría el año 2000 cuando, llamado por el amor a las artes que su padre, arquitecto de profesión, le había inculcado, Carlos comenzó a asistir a clases de guitarra española en el Conservatorio de su Oviedo natal. Ahí empezó a despertar en él la curiosidad acerca del modo de fabricación de los instrumentos de cuerda. Por esa época conoció al gijonés Carlos González, ahora afincado en Almería, de quien Ardura asegura haber aprendido todo lo que sabe. «Es un gran experto y mi mentor en estas artes», señala el violero, que desde 2002 se dedica de forma profesional a la construcción de instrumentos en un pequeño taller ubicado en una vivienda de su familia en Tiroco de Arriba, en la parroquia sierense de Valdesoto.

Desde que comenzara su carrera profesional, Carlos Ardura asegura haber vendido medio centenar de instrumentos como vihuelas, laúdes o guitarras de los siglos XVIII y XIX a clientes procedentes de distintos puntos de dentro y fuera del país. «Curiosamente uno de mis últimos clientes ha sido un japonés, aunque ya había vendido anteriormente algo en Londres», declara Ardura, que tiene entre sus principales clientes a los alumnos de los conservatorios de Madrid, Sevilla, Barcelona y Salamanca, únicos de España donde se estudia actualmente la música antigua.

Aunque reconoce que los comienzos fueron difíciles, ahora cuenta con un cierto prestigio entre los amantes de la música renacentista y es habitual su participación en encuentros nacionales de fabricantes. «En toda España somos unos doce y solemos reunirnos con asiduidad para intercambiar impresiones», indica el vecino de Valdesoto, que el pasado fin de semana sin ir más lejos participó en una prestigiosa feria musical de Sevilla. Entre los alrededor de una docena de instrumentos que construye destacan las vihuelas y diferentes tipos de guitarras, con unos precios a partir de 1.390 euros. También merecen reseñarse las tiorbas, los instrumentos más caros que fabrica, cuyo coste asciende hasta los 4.200 euros por unidad dependiendo de los materiales elegidos, que pueden ir desde la madera de palo santo alemana hasta el paulo ferro americano, pasando por otras maderas como la del nogal, el ciprés o el arce.

Los pasos para fabricar una vihuela o una guitarra clásico-romántica -ambas a la izquierda- incluyen tallar y encolar el mástil, tallar la tapa de la caja, encolar a su vez el mástil con la caja, para luego poner la tapa y acabar colocando el diapasón, las clavijas y las cuerdas. Todo este proceso que parece sencillo le supone a Carlos Ardura -en la imagen superior, realizando la talla- tres o cuatro semanas por unidad, dependiendo de la gama de ésta, que puede ser básica, media o alta según sea su laboriosidad.