La plaza del Paseín de Candás fue ayer escenario del principal acto de la Pascua en Carreño, la procesión del Encuentro, y donde se congregaron cientos de fieles de la fe católica, pero también a la tradición marinera. Por cualquiera que sea el motivo, por devoción religiosa o tradición, ayer, como cada año desde 1899, el Domingo de Resurrección y el Ayuntamiento viejo de Candás fueron escenario de una reunión multitudinaria en la que el silencio y la emoción se respetan como en pocas tradiciones locales.

La procesión del Encuentro dio comienzo minutos antes del mediodía en la iglesia de San Félix, de donde salió el palio bajo el que iba el Santísimo Sacramento. Fue la comitiva a encontrarse con la Virgen del Rosario, que esperó junto al Ayuntamiento viejo, hoy dependencias de la Mancomunidad del Cabo Peñas, y donde aguardó el pueblo expectante.

Tras las tres reverencias ante el Sacramento, la Virgen, portada por los marineros de la cofradía que lleva su nombre, se acercó de forma brusca al palio y en ese momento se retiró el velo que cubría su rostro, momento en el que se desplegó sobre esa imagen la bandera de España y sonó el himno nacional.

Dice la tradición oral candasina que si el velo es retirado limpiamente, y de una vez, existen buenos augurios para el siguiente año de pesca. Sin embargo, el velo fue retirado con dificultad e hizo falta un segundo intento, esta vez exitoso.

Acto seguido, se cantó la Salve marinera sobre el mural de Alfredo Menéndez que representa la tradición. Muchos comentaron que ofrece un aspecto más descuidado cada año.