Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

Cuando queda poco más de un mes para el comienzo de la temporada de baños, el puerto de Candás permanece sin ser dragado, por lo que la estampa veraniega de los últimos años en Candás, la draga trabajando junto a los bañistas, puede volver a repetirse. Más aún, puede ser hasta necesario que se repita, porque el dragado del puerto candasín se ha convertido ya en una necesidad improrrogable: los pescadores que tienen su amarre en la capital de Carreño denuncian que el calado de la dársena se encuentra bajo mínimos.

«En la bocana del puerto tenemos cerca de metro y medio de calado», asegura el patrón mayor de la Cofradía de pescadores Nuestra Señora del Rosario de Candás, José Ángel Gutiérrez. La situación es tan delicada que en esa cabecera del dique las embarcaciones ya «pegan en bajo», en palabras del propio patrón mayor. Más aún: «con las mareas llegan a quedar en seco».

Así pues, el dragado del puerto urge y, por ese motivo, la Cofradía se ha dirigido al servicio portuario regional para pedir que, antes del verano, a ser posible, se retire arena del fondo de la dársena exterior del dique candasín. Dicen antes del verano porque sería lo deseable, aunque matizan que, de no producirse antes, el dragado tendrá que hacerse durante el verano.

Un nuevo dragado del puerto en plena temporada de verano dejaría en papel mojado la petición efectuada por el Ayuntamiento de Carreño al Principado de Asturias el pasado mes de noviembre, en orden a recibir el calendario de dragados previsto en la región durante el año 2012, para situar la draga en Candás lejos de las fechas veraniegas. Tampoco habrían servido las más de medio millar de firmas que los bañistas de Palmera, la playa de la villa, recogieron en agosto de 2011 para pedir que la solución del calado del puerto tuviese lugar en otra estación del año.

Durante las fechas estivales, la playa de Palmera se encuentra repleta de vecinos y turistas, separados solo por un dique de piedra de pocos metros de ancho de las embarcaciones que sacan la arena para rebajar el calado del muelle. Los vecinos, de forma espontánea, llegaron a recoger en pocos días más de medio millar de firmas entre los bañistas y trasladaron la petición al Ayuntamiento. La draga de la ría de Navia, que estuvo trabajando durante varias semanas, desde principios de julio, cesó su actividad poco después de las quejas.

La situación llegó al límite cuando la draga, cuya actividad genera malos olores y suciedad en el agua, según los bañistas, obligó a la prohibición del baño.