Doctor en Química por la Universidad de Oviedo e investigador

Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

El científico asturiano Amador Menéndez Velázquez tratará mañana de meterse al público maliayés en el bolsillo con una charla en la que recurrirá a los experimentos para hacer más didácticas sus explicaciones. Menéndez es doctor en Química por la Universidad de Oviedo, investigador del ITMA Materials Technolgy (Avilés) y del estadounidense Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Sus líneas de investigación se centran en la nanotecnología y la energía solar fotovoltaica. Su conferencia es mañana, a las ocho de la tarde, en el teatro Riera de Villaviciosa. Se enmarca en el ciclo de ponencias «Diálogos de Ateneo» del Ateneo Obrero.

-¿Cuáles son las fronteras de la ciencia y tecnología, de las que hablará en su charla?

-Hay dos grandes inquietudes: a nivel individual, la salud humana, y colectivo, el desarrollo sostenible del planeta y el buen uso de las energías renovables. Por lo que trataré las aplicaciones de la nanotecnología a los campos de la medicina y el energético.

-Su principal área de investigación es esta última, ¿hacia dónde se orientan los estudios actuales?

-Celebramos el año internacional de la energía sostenible para todos y el objetivo es concienciar sobre el uso de fuentes de energías limpias y que tengan acceso a ellas también en el tercer mundo.

-¿No es utópico implantarlas en esos países cuando ni siquiera se han popularizado en los desarrollados?

-En los países desarrollados vivimos todas las transiciones tecnológicas, pero ellos, a veces, se saltan varios pasos. Por ejemplo, en muchos lugares no tuvieron teléfono fijo al carecer de infraestructuras de cableado y pasaron directamente al móvil, a utilizar «smartphone» (teléfonos inteligentes), que se conocen como los ordenadores de África. Estos países no tuvieron tampoco la primera bombilla, la inventada por Edison, y fueron directamente a la led. La energía solar es descentralizada, no tienes que ser rico para tenerla y es accesible en todos los rincones del planeta, al igual que la eólica.

-¿Cómo se avanza para lograr imponer la energía solar?

-El problema era que las celdas solares, que son los dispositivos que la convierten en electricidad, eran poco eficientes y muy caras. Con la nanotecnología se están diseñando celdas más eficientes y baratas basadas en materiales de carbono. Estamos trabajando en unas ventanas con pintura en los cristales que atrapa la luz solar y la convierte en energía. Está en fase de laboratorio y ya hay empresas interesadas en sacarlas al mercado. Será en unos diez o quince años. También se persigue crear nuevas baterías (para móviles, portátiles, coches eléctricos, etc) con una mayor capacidad de almacenamiento gracias al uso de materiales con nanotubos de carbono. Se multiplicaría por diez la cantidad de energía que puede almacenar.

-¿ Qué es la electricidad inalámbrica?

-A través de un emisor en el techo y un receptor en la base del aparato viaja la energía sin cables, a cortas distancias. En tres o cuatro años se comercializará y ya hay un prototipo para cargar la batería del coche eléctrico.

-¿Serán los coches del futuro?

-Tengo bastante claro que sí, pero hay muchos intereses de carácter político para que no esté en el mercado. Se estropea mucho menos, porque mecánicamente es más sencillo, y no consume carburantes. Utiliza baterías de litio y el 80 por ciento de las reservas están en Bolivia, Argentina y Chile. Si triunfan, serían la «Arabia Saudí» del litio.

-¿Qué aporta la nanotecnología a la medicina?

-Se trabaja con nanopartículas inteligentes para que selectivamente destruyan las células cancerígenas dejando intactas las sanas, evitando los efectos secundarios de los tratamientos actuales contra el cáncer. Se comercializa ya un fármaco selectivo para combatir el de próstata. En medicina regenerativa se están creando órganos artificiales porque hay más pacientes esperando por un órgano, que donantes. De momento, ya existe piel artificial.