San Román (Candamo),

Sara ARIAS

Indignados y con ganas de llegar hasta donde haga falta. Los vecinos de San Román aún no pueden creer que su párroco, Eustaquio Sánchez Fonseca, vaya a ser trasladado de la noche a la mañana de parroquia por orden del Arzobispado de Oviedo. Nadie en el pueblo puede entender cómo una persona tan buena como «Tito», como todos le llaman, pueda estar atravesando esta situación. Porque ni ellos quieren que se vaya ni Tito quiere abandonar San Román. Por ello, los vecinos comenzaron ayer una serie de movilizaciones para pedir que Tito se quede con ellos.

La sospecha de que algo malo iba a ocurrir se produjo el pasado miércoles, cuando Eustaquio Sánchez, acompañado por uno de los jóvenes del pueblo, Adrián López, estaba en Grado tomando algo y recibió una llamada del Arzobispado citándole para el viernes 13 de abril en Oviedo para una reunión. «Tito ya sospechó algo y se quedó intrigado», explica López.

La confirmación llegó el viernes. Sánchez acudió a la cita acompañado por un vecino, Juan Carlos Blanco, quien asegura que «cuando salió de allí estaba mal porque lleva diez años aquí y le dijeron que iban a cambiarlo para que no se encariñe con el pueblo».

Pero los vecinos sospechan que son otros habitantes de San Román los que han propiciado esta situación. «Hay gente que no lo apoya por su forma de ser juvenil», comenta Inma Vega. Aunque para otros, como Luis López, el problema es que «aquí hay cuatro caciques que quieren que haga lo que dicen ellos», opina.

Aunque poco les importan las razones porque de ninguna manera permitirán que Tito se vaya. San Román se convirtió ayer en un clamor de apoyo y solidaridad con el todavía párroco de la zona porque consideran que su forma diferente de vivir la vida religiosa no es motivo para que se lo lleven.

Pese a que «no es un cura al uso, practica la religión tal cual la siente y hace sentirla a los demás», explica Viri Fernández. De hecho, los jóvenes de la parroquia están volcados con Tito y participan más en las misas dominicales: «Es muy ameno, hace otro tipo de sermón y habla de las cosas que le pasan a todo el mundo, no es un tostón de cura», comenta Pamela Iglesias.

Tito es, para San Román, bueno, caritativo y siempre cercano a todos, «creas o no, vayas a la iglesia o te quedes en casa», declaran. Siempre pregunta y se preocupa por todos. Julia Cano sintió el apoyo de Tito cuando más lo necesitó: «Estuve enferma de cáncer y no faltó ni un solo día a verme», relata.

Eustaquio Sánchez es para todos más que un cura, más que un amigo y, para los creyentes, un calco de las doctrinas que Jesucristo predicó. Eduardo Menéndez es tajante: «Hacen falta muchas más personas cono Tito. Personas de verdad».