Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

El candasín parque de Les Conserveres vuelve a convertirse en un patio de butacas al aire libre. Y es que comienza el XIV Festival de cine de la mar al aire libre, lo que devuelve a los espectadores a los viejos cines de verano, con sofocos, gente hablando y fumando, en torno a una película. La cinta que inaugura este año el festival, que cuenta con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA, es «Vicky el vikingo y el martillo de Thor», desde las once de la noche, y en abierto en todos los sentidos.

Para que la producción no falle, los operarios del Teatro Prendes ya se afanaban ayer en dejar listo proyector, pantalla y sonido. Un trabajo minucioso, que ha fomentado la buena reputación del Prendes como impulsor de este tipo de espectáculos cinematográficos al aire libre, que ya ha sido exportado más allá de las fronteras de Carreño en varias ocasiones. La máxima, aún teniendo que lidiar con los caprichos del «aire libre», es la calidad.

«Intentamos desde el año 1999 sacar el cine a la calle, pero haciéndolo con calidad, la misma que ofrecemos durante todo el año a los amantes del cine en el Prendes», dice el gerente del Teatro Prendes de Candás, Alain J. Fernández.

La programación para esta edición se complementa con las películas «La gran aventura de Winter el delfín», el miércoles, y la reposición de «Titanic», el jueves, ambas también a las once de la noche. «No todos los años podemos elegir entre películas vinculadas con la mar, pero este año sí ha sido posible», destaca Fernández sobre la programación de este año, que incluye, de forma especial, la popular cinta sobre el hundimiento del Titanic. «No podía fallar en el año del centenario de aquella tragedia; además, es un clásico que mucha gente joven aún no ha visto, porque ya tiene catorce años», añade el gerente del Prendes.

«Titanic» tiene pues, la misma edad que el cine al aire libre de la mar de Candás, que renació en 1999 con la idea de recuperar una iniciativa que en Candás ya se pudo disfrutar en los años 1980 y 1981. Entonces, en lo que ahora se ha convertido en un monumental parque botánico, existía una explanada de tierra ocupada a menudo por los coches, que a su vez había sustituido a la Fábrica de Conservas de Ojeda. En la parte superior de la explanada se pintó un rectángulo blanco sobre el que se proyectaron películas como «Tiburón» o «Alerta Roja: Neptuno hundido».

En el verano de 1999, desde el Teatro Prendes se decidió retomar la idea. Lo demás es ya parte de la historia reciente de Candás. Hoy, el cine al aire libre se ha consolidado como una de las apuestas más originales y populares de la villa. Cientos de vecinos guardan un hueco después de las cenas estivales para participar de la experiencia cinematográfica «bajo las estrellas», y en numerosas ocasiones bajo la lluvia.