Los vecinos de la parroquia hacemos memoria estos días de nuestro paso por las aulas de la escuela pública, en la mayoría de los casos hasta tres generaciones de una misma familia. El edificio fue inaugurado en la tarde del 3 de septiembre (domingo) de 1912. La nueva construcción, que coincidió en el tiempo con la apertura del Sanatorio Marítimo de Candás (inaugurado ese mismo verano) en el lugar de Piñeres (Candás), se levantó en el barrio de la Pedrera (Perlora) con una subvención del 75% a cargo del Estado. Los vecinos colaboraron activamente en los trabajos con el transporte de los materiales de la obra, si bien el proceso no estuvo exento de dificultades y hubo reproches durante la inauguración a la autoridad municipal por el papel poco activo del Ayuntamiento.

Paradójicamente, dos años y medio antes, el propio regidor, Agapito del Busto, había merecido los elogios del vecindario al personarse en la localidad con el compromiso por su parte de que cuanto valía como concejal y como particular sería empleado para conseguir ver empezado a la mayor brevedad el edificio, el cual, después de puestos los cimientos había quedado sin construir.

Pese a todo, en la sesión municipal del 17 de febrero de 1910 aún se estaba discutiendo si adquirir por parte del Consistorio un solar para edificar la escuela y la posibilidad, a propuesta del concejal José Quevedo Vega, de que «el Ayuntamiento igual debe pagar las mil pesetas que hay de diferencia entre lo que pide el propietario del terreno y lo que ofrece el Ayuntamiento». Las negociaciones discurrían lentas y unas semanas más tarde, en la sesión del 10 de marzo, se volvía a inquirir a la presidencia si los vecinos de Perlora estaban de acuerdo en dónde se iba a edificar la escuela con la recomendación de que de no llegar al acuerdo, fuera el Ayuntamiento el que lo resolviese para «no perder la consignación del 75% del Estado».

La imagen escolar que tenemos de aquella época es una fotografía del luanquín Eduardo Bosquets (cerca de 1910) en la que se aprecia un grupo estudiantil de sesenta escolares entre niños y niñas con su maestro, en el patio de una vivienda, del barrio de la iglesia, en cuyo cabildo se solían dar las clases. En un lateral de la instantánea aparece un estandarte con la leyenda «Escuela Pública de Perlora». Muchos de aquellos escolares formarían parte con toda seguridad, casi dos años después, de la primera generación que asistiría a las nacientes clases del centro.

Sea como fuere, la construcción echa a andar con la conformidad del dueño de los terrenos por el precio ajustado con el Ayuntamiento (sesión municipal de 8 de febrero de 1911) y la propuesta del edil Faustino García para que se levante acta con los vecinos de Perlora a fin de que éstos lleven a cabo los acarreos gratis (piedra y arena) «como así lo ofrecieron».

El edificio fue proyectado por Luis Bellido, al igual que ya lo habían sido las escuelas de Prendes (inaugurada en 1905) y Tamón (1906); en esta ocasión se nombra además, a propuesta del edil José Bango León (sesión municipal del 8 de marzo), al que fuera arquitecto municipal de Gijón entre 1904 y 1932, Miguel García de la Cruz para dirigir las obras.

Los primeros jornales invertidos en el levantamiento del inmueble alcanzaban las 232 pesetas durante una sola semana. Al año siguiente (sesión municipal del 6 de julio de 1912) se adjudicaba la subasta de las mesas para la escuela en 1.200 pesetas «al único postor», D. Francisco Balbín.

Por entonces, llegaba al pueblo el eco de la afanosa actividad pesquera de la vecina villa de Candás que bullía, pues en un solo día se vendieron 3.000 kilos de bonito y en apenas 24 horas habían atracado al puerto 44 lanchas vizcaínas, esperándose a lo largo de aquellos meses entre 110 y 115. Y es que «la costera del bonito empezó excelentemente, como hace muchos años que no nos tenía acostumbrados», tal como informaba el corresponsal del diario «El Noroeste».

Llegado el mes de septiembre, se inauguran las escuelas -largamente demandas por la población- con la presencia de un nutrido número de autoridades políticas, docentes y religiosas. Hubo procesión desde la iglesia con la imagen del Niño Jesús, misa y discursos. La jornada finalizó, tal como reflejaba el rotativo gijonés «El Comercio», a modo de pequeña romería y una merienda, obsequio del maestro Francisco Antonio Vega García -bajo el emparrado de su casa-, el cual se hacía con la gestión del centro.

El magnífico edificio de piedra vista, compuesto por un cuerpo central y dos laterales entraba, pues, en servicio (inicialmente para niños), si bien los accesos a la zona no eran todo lo deseables, tal como ponía de manifiesto el concejal Faustino García, que denunciaba y reclamaba su arreglo en el mes de noviembre, dado «el mal estado del camino de la Pedrera». Unos meses más tarde, la Junta de Instrucción Pública comunicaba de oficio al Ayuntamiento que puede éste crear la escuela de niñas de Perlora «pagando con sus recursos a la maestra» (sesión municipal del 9 de marzo de 1913).

En la historia escolar de Perlora, la trayectoria docente más larga posiblemente haya sido desempeñada por el maestro nacional Francisco Antonio Vega, que ejerció entre 1881 y 1925 (unos cuarenta y cuatro años). Ya jubilado, recibió un homenaje el 9 de junio de 1935 de vecinos y discípulos siendo agasajado con un banquete.

El Ayuntamiento aprobaría la instalación del alumbrado eléctrico en las escuelas de Perlora en la sesión del 29 de noviembre de ese año, así como «el arreglo de los retretes». A la iglesia había llegado antes, en concreto en 1925 -de lo que daba cuenta la hoja parroquial del 28 de octubre-, «acontecimiento recibido por todo lo alto con una banda infantil de música».

En ese largo caminar las escuelas de Perlora albergaron hasta 1969 dos aulas unitarias (para niños y niñas) y desde entonces, sólo una mixta. A propuesta de la Sociedad de Festejos y Cultura «Entrellusa», el local desocupado se adecua para ser utilizado (1978-1979) como sede social tras las correspondientes gestiones. A partir de ahí lo sería por las diferentes entidades y colectivos de la localidad, así como para diversas actividades: representaciones teatrales, ensayos musicales, exposiciones fotográficas, mesas electorales y una de sus estancias habilitándose desde el año 2003 como «aldea digital». A finales de los años setenta y paralelamente a las gestiones de la Asociación «Entrellusa», los espacios exteriores del lateral derecho y posterior de la edificación se empiezan a consolidar como la futura sede del Grupo Cultural «Xana» (gracias al arduo trabajo de sus componentes).

La escuela, en su conjunto, además de la faceta escolar (hasta el mes de junio de este año) ha sido y es, un símbolo del pueblo; no en balde se recuerda en este inmueble a dos de sus hijos, puesto que el pabellón municipal utilizado por «Xana» lleva el nombre de su promotor y líder vecinal Braulio Suárez. Igualmente, el aula digital de Perlora fue nominada con el de José Manuel Pajares, que fuera concejal del Ayuntamiento de Carreño (ambos fallecidos). Del mismo modo, la imagen del edificio forma parte del anagrama y logotipo del colectivo «Pandeseper» (Pandilla de los Serondos de Perlora).

La parroquia culmina este fin de semana una serie de actos conmemorativos que se vienen prolongando con gran éxito desde hace meses gracias a la colaboración de distintas entidades y particulares del municipio.