Durante tres cuartos de siglo habían servido sus vías para el transporte de carbón y de hierro desde Santa Marina y Entrago hasta Trubia. Dura lucha la de aquellos titanes arriba y abajo por el Camín de fierro. Un mal día no dejaron ni carriles, ni puentes, ni vagones ni locomotoras. Lo destruyeron todo menos lo que fue una intrépida historia social y laboral. Al igual que al preso le quitan la libertad pero nunca los sueños, la trinchera del ferrocarril carbonero ha sido rescatada -en honor a la verdad perdida- con luces y sonidos, tambores y gaitas por un grupo de música tradicional e innovadora formado por jóvenes de nuestros valles. Hace diez años que viajan por muchos caminos con sus buenos trabajos alegrando corazones, que falta nos hace. En el Filarmónica de Oviedo fue la puesta de largo de su primer disco en olor de multitudes. Loor, aplausos y colorido para la buena música. Ahora seguirán su recorrido por el Camín de fierro, que así se llama la banda. Un tren musical, pleno de ilusiones, sigue su marcha. ¡Bon voyage!