Pola de Siero,

Manuel NOVAL MORO

El único candidato que se ha presentado a la presidencia de la Sociedad de Festejos de Pola de Siero, Jenaro Soto, ha anunciado que está constituyendo la «Asociación de Festejos y Gastronómica de la Pola», una entidad aparte, ante la perspectiva de que «un pucherazo» organizado por sus enemigos, con el actual presidente, Manuel Freige, a la cabeza, trate de impedir que presida la histórica sociedad.

Soto dice que cuenta con el respaldo de varias personas y la perspectiva de atraer hacia sí a mucha a gente joven, y tiene esta sociedad paralela en previsión, «porque desconocemos el estado en que se encuentra la entidad hoy; la tenemos preparada por si hubiera que contribuir con actividades» a la organización de las fiestas. Asegura que se rompió el pacto de colaboración que tenía con Manuel Freige porque éste exigió ser su «asesor en Festejos y que renovara los contratos con los bares y las orquestas, y que si no, tendría problemas».

El candidato dice que sabe perfectamente los mecanismos para acceder a la presidencia de Festejos, y se siente «perjudicado por la negativa de Freige a darme la documentación necesaria, como la lista de socios, para hacer mi propia campaña; mientras él maneja los datos de Festejos en su propio interés para monopolizar la asamblea, a mí me deja en la más absoluta indefensión por no tener datos para poder dirigirme a los socios».

Soto insiste en su convicción de que Freige «prepara un pucherazo» y está buscando socios para que vayan en su contra en el refrendo electoral, para que salga «una junta gestora donde él o sus caballos blancos seguirían manipulando la sociedad».

Por todo ello, ahora su objetivo principal es, «por encima de la aspiración personal, erradicar a Freige de Festejos». Como ya había dicho en la campaña, no le importaría estar un tiempo breve para dejar paso a la gente joven. «Por eso pido a los socios que acudan en masa a la asamblea general, cuando Freige decida convocarla».

Jenaro Soto lamenta que un sector de la hostelería esté enfrentado a Festejos «por su actitud amenazante en los cobros de las colaboraciones», que más bien parecen «un impuesto revolucionario». También asegura que Freige se apropió «con formas poco ortodoxas de 2.000 euros de una entidad cultural de la Pola».