Candás, Braulio FERNÁNDEZ

Solo han pasado dos años desde que la empresa Hijos de Carlos Albo abandonase su actividad industrial en Candás, pero la herencia en forma de edificios que aún están en la villa empiezan a notar el paso del tiempo. Cien años operó la conservera en la capital de Carreño, y en solo un mes dos de sus edificios más emblemáticos han sufrido importantes deterioros. Al derrumbe esta misma semana de parte del tejado del viejo teatro Santarúa -propiedad que Albo empleó en sus últimos años como almacén de salazones- se une a los desprendimientos producidos el pasado mes de septiembre en su almacén principal, frente a sus oficinas, ambos en la calle candasina de Carlos Albo Kay.

Una superficie de unos cinco metros de largo del tejado del teatro Santarúa de Candás se vino abajo el jueves a causa de las primeras lluvias. La humedad y la falta de mantenimiento pusieron al edificio al borde de la ruina, y de este modo han sido constantes las peticiones por parte de la Asociación de vecinos de Candás para que se pongan en marcha medidas para evitar el derrumbe del edificio, y de su frontón especialmente. La última de estas quejas, hace solo dos semanas.

Tras la inspección del edificio por parte del departamento técnico del Ayuntamiento de Carreño y los contactos con la firma propietaria se decidió provisionalmente acordonar la zona. Desde el Ayuntamiento señalan, no obstante, que es la empresa quién tiene que acometer las labores de mantenimiento.

La señal de alarma ya la habían dado con anterioridad los vecinos, hace escasas semanas, avisando del estado ruinoso del inmueble, y la necesidad de una acometida que paliase su envejecimiento. Y solo unos días después de que se produjese otro incidente en otro edificio propiedad de Albo. Esta vez el almacén principal de la conservera, del que parte de la carga de la fachada se vino abajo a finales de septiembre sobre la acera por la que transitan los peatones. Según explica el presidente del colectivo vecinal, Luis Fernández, la caída de la pared se produjo «por sorpresa, sin que se tratase de un día especialmente frío, ni lluvioso», lo que denota «el mal estado y deterioro progresivo del edificio».

Todo el frontal del almacén tiene desde ese momento importantes desconchados. Su estado es «muy peligroso» para los peatones, según explicó Fernández, por lo que rápidamente se solicitó al Ayuntamiento medidas. Por el momento, ni en lo que respecta al almacén, ni al teatro Santarúa, se han puesto en marcha medidas correctoras. El tiempo juega en su contra. Tras cien años de enlatado, la herencia de Albo en Candás se viene abajo.