Santo Adriano / Proaza,

Lorena VALDÉS

«Tola» hará vida de jubilada. Los veterinarios que atienden a la osa, que vive en semicautividad con su hermana, «Paca», en el cercado de Santo Adriano, en el que ambas fueron alojadas después de que un cazador furtivo las dejase huérfanas en 1989, han descartado definitivamente trasladar al animal a la Facultad de Veterinaria de León para hacerle una resonancia que confirme la hernia discal que sospechan que tiene.

El elevado riesgo que implicarían el desplazamiento y la anestesia han sido determinantes para descartar esta opción, de manera que la popular osa continuará con el tratamiento homeopático que recibe desde el pasado mes de agosto para paliar los achaques que sufre a sus 23 años. Su rutina diaria será la propia de un animal que afronta la tercera edad. Mucho descanso, cuidados y buenos alimentos.

«Como le pasa a la gente mayor, «Tola» tiene días en los que se mueve mejor y otros en los que le cuesta más desplazarse, pero gracias al tratamiento homeopático se han conseguido estabilizar sus problemas y la osa está tranquila y contenta, que es a lo que aspiramos, teniendo en cuenta su avanzada edad y su enfermedad», explica Coral Mateo Sánchez, una de las veterinarias que se ocupa de su cuidado.

El reciente fallecimiento de la osa «Jimena» durante el traslado entre el centro de recuperación de animales silvestres de Burgos y la zona oriental de los montes de León donde iba a ser liberada ha sido otro punto en contra de un posible traslado de «Tola».

«Preferimos quedarnos con la duda de si tiene o no una hernia discal, como sospechamos, antes de arriesgarnos, ya que, aunque se confirmase nuestro diagnóstico, no se contempla la posibilidad de operarla», afirma Mateo.

Tras el último parte de sus veterinarios, «Tola» afronta el otoño con una rica dieta en la que no faltan las truchas ni los frutos de temporada, como moras y arándanos, y además se le suministra un complemento de oligoelementos. «La osa está encantada con esta alimentación y su hermana no la deja ni a sol ni a sombra», asegura la veterinaria.

«Tola», que no tiene dolores, ya que su principal problema es la falta de sensibilidad, recibe a diario las muestras de cariño de los visitantes y los turistas que se acercan al cercado que las hermanas comparten, aunque en recintos separados, con «Furaco», el macho trasladado en 2008 desde el parque de la naturaleza de Cabárceno, en Cantabria, para intentar una reproducción que, finalmente, no se logró.

Tras un mes cojeando de una pata derecha, «Tola» fue sometida, el pasado 21 de agosto, a un completo chequeo por parte de un equipo formado por veterinarios del parque de Cabárceno, encabezados por Santiago Borragán, de la Universidad de León, y coordinado por el catedrático Luis Anel y el veterinario asturiano Diego Mas. Durante la hora y media que duró la anestesia, los especialistas le realizaron a «Tola» una radiografía, una ecografía, una revisión de su aparato genital y le tomaron muestras de sangre para descartar problemas de hígado o de riñón. Según el veterinario Santiago Borragán, la osa «presentaba zonas de osificación y pinzamientos de nervios en la zona lumbar».

La enfermedad de «Tola» coincide con el expediente de regulación de empleo que han iniciado este mes los seis trabajadores de la Fundación Oso de Asturias y que mermará las atenciones de las osas y el cuidado de sus recintos. De hecho, el pasado 22 de octubre, Paca» y «Tola» tuvieron que despedirse del que había sido su cuidador desde que llegaron al cercado de Santo Adriano en mayo de 1996. El ERE llevaba al paro durante 50 días a Roberto García, así como al sustituto que cubre sus descansos.

«Paca» y «Tola» se convirtieron en un símbolo de la lucha contra el furtivismo tras quedar huérfanas. Desde ese momento pasaron a ser un emblema de la conservación en Asturias, pero, además, su vida en semicautividad en Santo Adriano sirvió para que miles de personas se acercasen a conocerlas y para revitalizar la economía de la comarca, que tejió un modelo de desarrollo rural vinculado a esta especie.