Aces (Candamo),

Sara ARIAS

Muchas, pero pequeñas. Así son las castañas este año en Candamo. La sequía sufrida en la región durante el pasado verano afectó al crecimiento de los frutos, aunque con respecto a la cantidad no hay queja. «En un momento cogí siete kilos», afirma Samuel Magadalena, uno de los 39 expositores que ayer participaron en Aces en el XXX Festival de la castaña. Una cita ineludible en el otoño asturiano, que contó con gran afluencia de público y que sirve de escaparate de la calidad de las castañas del concejo.

Esta edición de la feria fue de lo más científica. Marta Ciordia, investigadora del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Alimentario (Serida), ofreció una conferencia bajo el título «El cultivo del castaño de fruto», en la que detalló las variedades de este fruto, dónde se encuentran y los recursos del árbol en el proceso industrial.

Según la investigadora del Serida, al comprobar las castañas, «lo primero es que no esté tabicada, es decir, que tenga sólo un embrión que no esté dividida en dos trozos». Según comentó, en Asturias tan sólo el ocho por ciento de las castañas están tabicadas. También es importante el calibre de los frutos, si bien dependiendo de la variedad éstas pueden ser muy pequeñas, como la «parede», o entre medianas y grandes, como la «chamberga».

También se debe observar el color y la textura de la castaña, y que «no se vea daño por plagas», añadió Marta Ciordia.

La investigadora asumió, junto a Juan Carlos García, también del Serida, el papel de juez para elegir las mejores cestas de castañas del concurso exposición celebrado ayer. En la variedad chamberga, el primer puesto fue para Patricia Martínez, seguida por María Luisa Rodríguez y Nuria López. En aptitud común, Azucena Álvarez quedó en primera posición, y Lucía Pérez y Marisa Pérez en segundo y tercer puesto, respectivamente. También se premió la originalidad, un apartado en el que venció Samuel Magdalena Juan de Dios.

El buen tiempo animó al público, que a mediodía llenaba la carpa donde se realizó la fiesta. Además, la asociación de vecinos vendió alrededor de 400 kilos de castañas en el amagüestu que celebró durante toda la jornada. Y a precios anti crisis: un cucurucho por dos euros. Unas castañas que estaban en su punto gracias a Juan Ramón Cuervo, que no quitó la vista de encima de la plancha donde se asaban los frutos. «Dependiendo del fuego puede tardar más o menos, pero, aunque estén negras, lo que se quema es la cáscara», declaró. Cuervo afirma que este año «hay muchísimas castañas por aquí pero son más pequeñas por la seca de agosto».

Los que se dejaron caer por el chiringuito de las castañas se pusieron las botas, como Isabel García, quien aseguró que «están buenísimas». Para poder «pasar» las castañas, los vecinos de Aces ofrecían también sidra dulce, «casera, hecha en Aces», indicó Magdalena. Tanto el joven ganador a la originalidad como otro de sus compañeros, Pablo Álvarez, participaron en el concurso exposición porque «hay que seguir con la tradición», destacaron.

El festival castañero más antiguo de Asturias, instituido en 1980, cuando «los paisanos de Aces hacían siempre fiesta de la tortilla o fiesta de lo que fuera y, un día, a uno se le ocurrió hacerlo de la castaña». La jornada terminó en Aces con una suculenta comida, que incluía las castañas en varios platos, todo ello cocinado por los vecinos.