Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

Conectar al colector general los desagües de las viviendas de Candás que actualmente vierten al mar a través de los garajes de la calle Carlos Albo es la propuesta que el gobierno de Carreño efectuó ayer a los vecinos del barrio candasín de Santarúa, donde al menos tres edificios carecen de saneamiento.

La medida, que pondría fin a una década de reclamaciones vecinales y que completaría el ansiado saneamiento de Candás, no goza en principio de buena acogida entre los vecinos, según pudo saber ayer LA NUEVA ESPAÑA. Y es que la necesidad de acometer la obra a través de los garajes de Carlos Albo, que son contiguos a los edificios afectados, causará diversas molestias.

El proyecto del gobierno para poner solución a la inexistencia de saneamiento en el casco urbano candasín tendrá un coste aproximado de 40.000 euros, muy por debajo de lo que se especuló en principio que costaría la conexión al colector general, de la que ya disfruta el resto de los vecinos de Candás.

Esa rebaja en el precio de las obras se debe, precisamente, a la voluntad municipal de acometer la entrada de las canalizaciones a través de los garajes. Y la decisión, puesto que los trabajos invadiran las propiedades de los vecinos, corresponde ahora a las comunidades afectadas.

Por ese motivo, los representantes de los vecinos que se reunieron con el gobierno postergaron la toma de una decisión definitiva, a la espera de que se produzcan reuniones en cada una de esas comunidades, tres en total. El tiempo apremia, eso sí, y se espera tener una posición antes de final de año.

Las consultas sobre el proyecto de saneamiento fueron también un tema de debate ayer, durante la celebración de un consejo de participación ciudadana. En esta reunión, y en otras anteriores, ha sido la Asociación de Vecinos de Candás la que ha reclamado con más insistencia la necesidad de acometer las obras de saneamiento.

Es más, puede que la calle de Carlos Albo, situada sobre el cauce del río Noval, no sea la única sin saneamiento. «Hay indicios de otras edificaciones que no están conectadas a la red de saneamiento y que están sin identificar», señala el portavoz vecinal Luis Fernández.

La situación es, en ocasiones, dramática. «Hay vecinos con problemas de aguas fecales en los bajos y en los sótanos», señala Fernández, quien añade que «en algunos edificios, cuando llueve mucho, sale el agua por el fregadero, a chorro, como un géiser». La explicación, dice, es que «los desagües que van al río, cuando este sube de nivel a causa de la lluvia, canalizan la crecida hacia los edificios» y el agua termina saliendo al exterior por las conducciones.