Antromero, Mónica G. SALAS

Las empresas que prestan servicios en la piscina de la Mancomunidad del Cabo Peñas, integrada por los ayuntamientos de Carreño y Gozón, viven en una especie de limbo. No sólo por el incierto futuro del órgano comarcal para el que Foro Asturias y el PP de Gozón quieren su disolución (está prevista para este mes por parte del gobierno gozoniego), sino también por el retraso en los pagos que sufren desde hace ya seis meses. Aunque el pasado jueves los empresarios recibieron la cifra correspondiente al primer mes de impago, la situación es preocupante. No obstante, el director de las instalaciones de la piscina de Antromero, Manuel Muñiz, prevé que «el problema se solucione en la segunda quincena de diciembre, cuando se disponga de liquidez».

Al margen de esta situación política y económica se encuentran tanto los usuarios como los trabajadores del centro deportivo. Y es que el servicio de la piscina está funcionando «con total normalidad y calidad», según declara Manuel Muñoz. En este sentido, «quiero poner en valor la profesionalidad de las empresas y sus trabajadores, quienes han desempeñado siempre de forma extraordinaria su trabajo», expresa Muñoz.

Los propietarios de las empresas han logrado pagar a sus empleados de forma puntual mes a mes, pero ellos no han recibido los pagos por parte de la Mancomunidad. «Estamos utilizando fondos propios, porque las exigencias de los bancos son inasumibles», sostiene Enrique Fernández, uno de los responsables de la empresa Touzaque, S. L., encargada del servicio de limpieza de la piscina. En la misma línea se encuentra Israel Fruela Garmón, uno de los dueños de la sociedad Gesport Nalón SLL, que desempeña el servicio de recepción. «Estamos aguantando sin recurrir a las entidades bancarias, pero la situación es muy complicada», explica el empresario. Con tres hijos en casa, Garmón reconoce que ha tenido que controlar mucho los gastos en los últimos meses y compaginar su trabajo en el centro deportivo con la docencia. En definitiva, «no sé quién podría aguantar seis meses sin nómina en su casa», espeta Garmón.

Por su parte, Jesús Ángel González, de Servisport Carreño, S. L., manifiesta que tiene que trabajar «47 horas semanales» para poder pagar a sus empleados. Además, «en el verano me ocupo de otras piscinas; no tengo ni vacaciones ni días de descanso», añade González. Así las cosas, el candasín se ha visto obligado a utilizar una línea de crédito para poder subsistir durante estos meses. «Actualmente estoy pagando unos 5.500 euros de pérdidas», indica el encargado de la enseñanza de natación y socorrismo del centro. Incluso «he tenido recargos por mora en la Seguridad Social».

Con una mirada al futuro, los propietarios de las empresas de la piscina de la Mancomunidad confían en que el problema económico se solvente. Aun así, hay incertidumbre, incluso en los propios empleados, tal y como asegura Enrique Fernández.

Con respecto al debate político que se ha generado en torno a la Mancomunidad del Cabo Peñas, Fernández opina que se debería llegar a un acuerdo para mantener la piscina, ya que «es una de las mejores de Asturias». En ese aspecto parecen estar de acuerdo los vecinos de Carreño y Gozón, tal y como reflejan las cifras de asistencia. Desde que el ente supramunicipal se inaugurara en el año 2004, los registros no han parado de crecer. Según datos aportados por la dirección del centro, en 2011 se batió el récord de los 47.569 usuarios. A la espera de conocer los de este año, Manuel Muñoz asegura que la cifra «será similar». Y eso teniendo en cuenta la mala situación económica que atraviesa el país. «Hoy en día, la piscina es más rentable que nunca», sentencia Jesús Ángel González.