Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

Suena la campana que pone fin a las clases por unos días, y un grupo de amigas carreñenses corren al polivalente de Candás a abrir el ya tradicional mercadillo solidario. Ni un minuto se quiere perder cuando se trata de ayudar a los que menos tienen. Lo que empezó como una idea que a muchos parecía entrañable maneja hoy cifras nada desdeñables. Hasta 4.000 euros consiguieron recaudar las chicas el año pasado en tres días de Navidad. Una cifra que quieren repetir este año, o superar, lo que será posible gracias a donaciones de comercios y particulares. Y es que la filantropía está al alza en crisis, y además es Navidad.

«El año pasado no pensamos que seríamos capaces de sacar tanto dinero, por eso de la crisis, pero ahora nos damos cuenta de que puede producir el efecto contrario, que la gente encuentre aquí la forma de hacer el regalo de Navidad por un precio mucho más bajo», explica una de las organizadoras, Goretti Alonso. Este año van a por todas. «Queremos venderlo todo. Otros años, lo que no se vendía se guardaba para el año siguiente, pero esta vez lo haremos diferente. Llevaremos la ropa a un ropero de Gijón o la comida para la cocina económica de Oviedo», añade Alonso. Todo por conseguir las cuatro cifras más suculentas posibles para las ONG Seronda, y el proyecto de inmigración de Fuerteventura.

El mercadillo solidario de Candás se encuentra instalado en el salón de actos del centro polivalente «La Baragaña» y permanecerá abierto hasta el lunes, día de Nochebuena, por la mañana. En él podrán encontrarse cosas que siempre llaman la atención. «Tenemos dos trajes de comunión casi nuevos, de dos tallas distintas, que seguro que pueden venir estupendamente a alguien, con lo caros que son», señala Andrea Izquierdo. «Hay una cama y un somier, un reproductor de diapositivas, trajes de Nochevieja y algún vestido de marca cuyo precio ha pasado de 153 a 10 euros», añade su compañera Ana Álvarez. La ropa de segunda mano es uno de los grandes atractivos del mercadillo, por sus rebajados precios, pudiendo llevarse el comprador libros a un euro, el precio más estandarizado del puesto solidario.

«Y mucho de llamber», apostilla Alonso. Cuentan con todo tipo de productos caseros y dulces, gracias a la desinteresada colaboración del comercio local. Incluso algunos restaurantes les han ofrecido una cena para poder llevar a cabo una rifa para sacar más dinero. Cuanto más larga sea la lista, mejor.