Grado, Sara ARIAS

No hay chorizo más asturiano que el de gochu asturcelta. El nuevo embutido causa sensación entre quienes lo han probado. «De momento, soy el único que hace chorizos de gochu asturcelta», afirma Carlos del Rosal, carnicero de Grado. Unos chorizos, un poco más caros que los normales, pero con un sabor «de antaño». Seguro a que a más de un octogenario el sabor del chorizo de gochu asturcelta le trae recuerdos, porque «es como se hacían antiguamente los chorizos en los pueblos, lo más primitivo que se pueda considerar, se hicieron así hasta los años cincuenta, lo que pasa es que a partir de esa década se perdió la tradición».

El chorizo de gochu asturcelta lleva entre sus ingredientes carne de potro de asturcón, otra de las razas autóctonas y protegidas de la región, por ello, «los chorizos se hacen con el excedente que tengan los ganaderos de ambas razas». Esta mezcla genera un sabor «de antaño, antiguo, es una combinación de sabores especiales, porque la carne de potro es más dulce, y le da un sabor especial», comenta del Rosal. De picante va justo: «Damos un toque picante pero muy suave porque sino disimula mucho los sabores de las carnes».

La forma de fabricar los chorizos es «totalmente artesanal, como se hacían en casa». Aún se encuentran «probando hasta dar con el sabor y textura y ver cuál es la mezcla que queda mejor», pero ya han salido varios kilos hechos de forma diferente: «El primer lote quedó muy tierno entonces ahora vamos a añadir más carne de potro para que quede un poco más duro y se pueda comer crudo, por eso también cambiamos el tipo de tripa», detalla. Y añade que también es importante fijarse en «cuanta carne de gochu echas, que es más magra y así después ves la cantidad de carne de potro que hay que echar».

Del Rosal vende los chorizos a 16.85 el kilo, «un poco más caros que los normales», pero asegura que están causando sensación entre los clientes que los han probado porque «es un sabor diferente y es un producto de mucha calidad y que el mercado empieza a demandar». Del Rosal cree que «la gente del campo podrá buscarse la vida y resurgir el campo con razas autóctonas, es una forma de darle alternativas al campo y conseguir que los chorizos de gochu asturcelta sean la paga extra de los ganaderos en navidad».