Candás, Braulio FERNÁNDEZ

«Si no es posible encontrar una solución y retirar la tierra argayada en el paseo marítimo, entonces que se abra un carril y se coloquen semáforos». Así resume el portavoz de la Asociación de Hostelería de Carreño, Rafael Solís, la postura del sector. Y es que se cumple un mes desde que se produjera un importante desprendimiento de tierra y rocas en el paseo, a la altura de la calle Astilleros de Candás, que obligó al desalojo de una familia de su vivienda. Solo un día después, el Ayuntamiento contrataba de forma urgente las labores de desescombro, por valor de 165.000 euros, pero a día de hoy aún no se ha hecho nada más que cortar el paseo al tráfico de vehículos y colocar un vallado en torno a la zona afectada.

«Lo que vemos es que esto va para largo y que en poco más de un mes nos meteremos en la temporada de baños», lamenta Solís, quien subraya, además, que «el principio del verano pasado ya se fastidió por culpa del vertido de Hidroeléctrica y ahora es posible que volvamos a encontrarnos con una situación desagradable en junio, como la de tener que prescindir del paseo marítimo, uno de los principales atractivos turísticos de la villa».

La situación es delicada, y tal y como confirmaron ayer fuentes del gobierno de Carreño, «no hay novedad al respecto». Esto significa que la empresa contratada para llevar a cabo de forma rápida los trabajos no tiene pensado trabajar, por falta de entendimiento a la hora de determinar de quién es la responsabilidad si durante las obras se vuelve a producir un derrumbamiento, tal y como reveló el alcalde de Carreño, Ángel Riego, en el último consejo de participación ciudadana.

El gobierno señala que, además, que existe otro problema que impide que la solución, reabrir el paseo marítimo por completo, llegue pronto: el conflicto entre el dueño de la zona del monte Fuxa que sufrió el argayo y los titulares de la casa sobre la que cayó la mayor parte de las toneladas de tierra y roca desprendidas. «Es un asunto entre particulares», zanja el Alcalde.